No fue suficiente la exigencia ciudadana, ni el respaldo de 634 mil firmas, 59 votos batearon la iniciativa #ley3de3 que pretendía que los funcionarios públicos hicieran sus declaraciones fiscales, patrimoniales y de conflicto de intereses de manera pública.
Por mayoría de votos, el rechazo a esta solicitud se ganó con 52 votos del PRI, seis del PVEM y uno independiente; lo peor fue que esto pudo haberse balanceado de otra forma si tan sólo 17 de los senadores que no votaron (cuatro del PAN, tres del PRD, tres del PRI, seis del PT y uno del Pvem), lo hubieran hecho.
Pretextos de ausencia por enfermedad, por asuntos personales o porque no les dio tiempo de llegar puntual a la votación, fueron sus respuestas. Pero lo más lamentable es que el PRI no aprende de sus errores, tuvieron una aplastante derrota alentada por el hartazgo ciudadano hacia su desfachatez, que no pueden dejar de alimentar. No son capaces de voltear a verse la cola.
En lo que respecta a Chihuahua, los traidores son los senadores del PRI Graciela Ortiz, Lilia Merodio y Patricio Martínez, quienes se han caracterizado por su soberbia e intolerancia a la crítica, lo cual no tardaron en demostrar de la manera más visceral, sobre todo Chelita Ortiz, quien bloqueó a los ciudadanos inconformes que la cuestionaron por redes sociales.
Así es en el PRI, nadie los baja de su macho, pero parece que ahora aunque hagan pucheros tendrán que aguantar la vara de la decisión ciudadana. No pensaban que la balanza se iría en su contra y pactaron como siempre con los bichopartidos, los cuales según las modificaciones que hicieron a la ley electoral, les transferirían los votos.
Esto les aseguraría la mayoría en Congreso para que el PAN recibiera sólo unos cuantos curules; sin embargo, las reglas del juego cambiaron a tal grado que incluso el PRI podría recibir menos plurinominales que los partidos pequeños, dejándole espacio sólo a uno, pues hasta Morena logró más votos que el tricolor.
Pero no será tan fácil, sabemos que el PRI no se quedará con los brazos cruzados y hará todo lo posible por colarse con más posiciones en el Poder Legislativo, y eso no descarta traicionar a sus aliados Panal, PT y Pvem.
El temor no sólo está en Congreso, a los funcionarios que ya se van y que han cobijado las transas de Duarte también les tiemblan las piernas. El secretario de Hacienda en el estado, Jaime Herrera, está desesperado de que los diputados aprueben la iniciativa de bursatilización de excedentes carreteros y de las Aportaciones Federales para las Entidades por seis mil millones de pesos.
Amenaza que de no hacerlo, el Estado podría enfrentar una parálisis financiera que perjudicaría a la administración entrante, pues –ahora ya lo acepta– no hay liquidez económica y hace falta pagar a proveedores locales, por lo que es necesario aprobar más endeudamiento para poder cubrir la otra deuda que se tiene a empresarios chihuahuenses.
“Lo que buscamos es hacerle frente al déficit financiero que tenemos, debemos de pagar diversas aportaciones. Las más importantes y urgentes son a los proveedores locales de los diferentes rubros, pero la clave es hacer esto sin crecer el techo de endeudamiento para que la entidad pueda seguir siendo lo que es: de alta competitividad y desarrollo”, dijo durante la reunión con empresarios y diputados.
En contraparte del funcionario… y de la realidad, César Duarte asegura con todo y todo que no hay deuda, que Chihuahua es un manantial de logros y que hasta le va a dejar a Javier Corral cerca de 62 mil millones de pesos en caja, cuando él sólo recibió de Reyes Baeza 36mil.
Pero los empresarios lo dudan y están muy preocupados, pues resulta que una parte de lo que debe el Gobierno del Estado es a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, lo cual asciende a los mil 500 millones de pesos. Y ahora, ¿quién podrá ayudarlos?
Los que parece que muy poco apoyo tendrán a su berrinche son los taxistas de Chihuahua y Ciudad Juárez, luego de que Uber anunciara su próxima llegada. La noticia hizo hervir la sangre del gremio pues teme que les baje la chamba, y cómo no… cobrando lo que quieren y con pésimo servicio, Uber sería una muy buena opción de movilidad, desarrollo económico y libre comercio.
En la Ciudad de México es uno de los servicios de transporte privado más utilizado, y a pesar de que ha presentado varias quejas por su ley de oferta y demanda, sigue siendo una opción viable. Los taxistas más que renegar, deberían innovar su modelo de transporte. Sus formas de trabajar ya no son útiles para los chihuahuenses.