Conecta con nosotros

Slider Principal

Madre coloca en cajuela de auto a su hijo que dio positivo a Covid

Una madre en Houston fue acusada de colocar a su hijo de 13 años en el maletero de su auto para aislarlo después de que dio positivo en una prueba de COVID-19, pero un juez no halló pruebas que avalaran el cargo.

Los fiscales habían acusado a la mujer de 41 años de poner en peligro a un menor, un delito grave. Las autoridades alegan que hallaron al niño en el maletero del auto en un lugar de pruebas para el COVID-19 para el distrito escolar Cypress-Fairbanks en un estadio en Houston.

La decisión del juez no significa el fin del caso porque los fiscales deberán decidir si desestiman el cargo o siguen investigando.

“Revisaremos las pruebas reunidas por la policía y decidiremos cómo proceder, incluso con la posibilidad de presentar el caso a un jurado de instrucción”, dijo en un comunicado Dane Schiller, vocero de la fiscalía del condado de Harris.

La madre “dijo que puso a (su hijo) en el maletero del auto para evitar un posible contagio de COVID cuando lo llevaba al estadio para realizar una prueba adicional”, según un documento de la corte.

Después de la audiencia judicial, el abogado de la mujer, Nathaniel Pitoniak, dijo a la prensa que rechazaba las denuncias en el documento de la corte.

“Pero, aunque fueran ciertas, el juez ha reconocido con su resolución que mi cliente no puso a su hijo en peligro inminente de daño corporal”, añadió.

La mujer es una maestra en el distrito escolar Cypress-Fairbanks, que dijo en un comunicado que el niño no sufrió daño alguno. El distrito dijo que la mujer se encuentra con licencia administrativa.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto