Miles de personas marcharon hoy aquí para repudiar la Cumbre del G20 en una movilización en la que fueron quemadas figuras de Donald Trump, pero que concluyó de manera pacífica y en medio de un fuerte operativo de seguridad.
A diferencia de la represión policial que se vivió el año pasado en la Cumbre del G20 en Hamburgo, en Buenos Aires fueron efectivas las negociaciones que llevaron a cabo las autoridades y las organizaciones para evitar episodios de violencia.
Antes de que iniciara la marcha, las fuerzas de seguridad detuvieron a siete activistas y reforzaron los operativos en los alrededores del Congreso, en donde organismos de derechos humanos, estudiantiles, sindicales y partidos de izquierda convocaron a manifestarse.
Lo que más se temía, sin embargo, era que se filtraran provocadores o que, como ha ocurrido en protestas recientes, grupos radicalizados apedrearan a los policías y que estos comenzaran a reprimir de manera indiscriminada con balas de goma o gases lacrimógenos.
Nada de ello ocurrió pese a la masividad de una protesta en la que un grupo de manifesantes quemó una piñata de Trump, mientras otros portaban mantas y carteles con consignas contra los líderes que se dieron cita aquí para participar en la cumbre.
Al llegar frente al Congreso, Nora Cortiñas, una emblemática Madre de Plaza de Mayo, leyó el documento que fue firmado por cientos de organizaciones de todo el país.