La enseñanza de las matemáticas mayas en comparación con el método convencional tiene mejores resultados en los niños de preescolar y primaria, reveló el físico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Luis Fernando Magaña.
En una entrevista con la Agencia Informativa del Conacyt, el académico indicó que con las matemáticas mayas, los niños de preescolar aprenden a sumar y a contar hasta el mil, más de lo que establecen los programas de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
En 2010 empezamos el programa de enseñanza de matemáticas mayas en zonas indígenas de Yucatán y en 2011 los niños de estas zonas, que tradicionalmente en las evaluaciones se ubicaban en los lugares más bajos, a partir de ese año se colocaron en los primeros lugares en matemáticas”, destacó.
Para el físico, las matemáticas mayas tienen un enorme potencial didáctico porque sólo usan tres signos: el punto, la raya y el cero, que está representado con un caracol.
En este tipo de enseñanza se utiliza una base 20, pero el académico optó por una de 10, pues aseguró que es más fácil su comprensión porque equivale a una decena.
“Lo que yo hago es mostrar el sistema matemático y después mostrar cómo se pueden realizar las operaciones sin tablas de ningún tipo, ni restar, ni sumar ni dividir; incluso se pueden hacer raíces cuadradas”, sostuvo.
De acuerdo con el académico, las matemáticas mayas tienen un gran poder didáctico para enseñar de manera ágil, simple y divertida, a los niños y a cualquier persona. Además, ayudan a desarrollar una lógica analítica.
También, son más concretas y prácticas, a diferencia de las convencionales, en las que se tiene que memorizar demasiados procesos.
Por ello, dijo, la mayoría de los profesores de primaria y secundaria tiene un mal entrenamiento en matemáticas y cuando no las entiende desarrolla una repugnancia contra esta materia y la transmite, además de que no puede explicar los procesos.
“En tanto, las matemáticas mayas, por su estructura, incitan al razonamiento, de tal forma que cuando uno involucra a un niño con éstas, los pequeños adquieren el gusto por razonar, aprender a hacer sus operaciones pensando; además se divierten mucho”, apuntó.
El investigador señaló que las matemáticas están inmersas en todas partes, por lo que consideró que si existe una mala enseñanza, hay más desigualdad social.
Además, comentó que ahora con las calculadoras y los teléfonos inteligentes se pierde el placer de razonar, de ser creativo a través de la lógica y del análisis.
“No hay que permitir que pase porque si no los niños se pueden convertir en robots que no entienden qué hacen, y al no existir este análisis no van a poder tomar un aspecto crítico hacia sus vidas”, precisó.
Para el físico, el hecho de que aprendan matemáticas a través del proceso maya no quiere decir que no se usarán las otras herramientas.
Agregó que si ocupan la calculadora o su teléfono debe ser como lo que son: una herramienta y no como un objeto indispensable para su vida diaria.
Fuente Excelsior