Un nuevo estudio indica que a nivel mundial, la muerte fetal es una de las principales amenazas a la vida, incluso más que la malaria, el sarampión o el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida); sin embargo, en la mayoría de los casos, se pueden evitar con una atención perinatal de alta calidad.
Diversos estudios sobre muerte fetal en el mundo, publicados en la revista médica británica The Lancet, refieren que dos tercios de los 2.6 millones de niños que nacieron muertos el año pasado se registraron en África.
Existe una creencia generalizada de que las muertes fetales se deben a defectos congénitos y son inevitables; sin embargo esto sólo representa el 7.3 por ciento de los casos en los cuales los fetos mueren dentro de las primeras 28 semanas de gestación.
En realidad, más de la mitad de los fallecimientos en el útero ocurre durante el parto como consecuencia de enfermedades prevenibles, en particular sífilis y paludismo, indica la investigación.
Nigeria y Chad reportan las más altas tasas de mortalidad fetal en África, donde sólo Ruanda ha sido capaz de reducir el número de bebés nacidos muertos, mientras que Pakistán es el país que registra la mayor tasa de este tipo de decesos en Asia y a nivel mundial.
En contraste, Islandia y Dinamarca son las naciones europeas con la tasa más baja de muertes fetales, mientras que Japón y Corea del Sur tienen el menor número de decesos en la región Asia-Pacífico.
El 98 por ciento de las muertes intrauterinas se registran en países de bajos y medianos ingresos, 75 por ciento de los cuales están en África subsahariana y Asia meridional, y por lo general los casos tienen lugar en zonas rurales.
Es en estas regiones donde más de 40 millones de mujeres dan a luz sin atención en su hogar cada año, lo que eleva los riesgos de muerte para los bebés y hasta para las madres, a lo cual se suma el hecho de que muchas veces se prolonga el parto más allá de la fecha estimada.
Sin embargo, el estudio encontró que la mayoría de las muertes fetales se debe a problemas de salud materna relacionados con la nutrición, obesidad, tabaquismo, enfermedades como sífilis y paludismo, o no infecciosas como diabetes, cáncer o afecciones cardiovasculares.
Los investigadores sugieren que cada etapa del embarazo hasta el nacimiento debe ser monitoreada para salvar vidas, pero principalmente el cuidado de la salud de las mujeres antes de la concepción.
Notimex