Tras deslumbrarnos con la carrocería, toca turno de revisar con entusiasmo moderado el tema de la cabina, justa por su capacidad biplaza pero bella y amplia en su función de alojamiento. La zaga cierra armoniosamente con un portón cuya caída evoca a los Gran Turismo de otras épocas, incluso recientes.
Donde abunda la exquisitez es en el interior. La hermosa consola central disimula el volumen de la transmisión y todavía posee un discreto compartimento para efectos personales. Sorprenden los elementos de belleza como el soporte de las cuatro ventilas al centro en fibra de carbono, pequeño hueco donde se acomoda la gran pantalla táctil o las bocinas de elaborado patrón metálico, cortesía del especialista Burmester.
Tan solo pulsar el botón de encendido, el motor cobra vida con ese rugido ronco e imponente tan admirable de todo AMG. Una delicia a los oídos.
El poderoso V8 biturbo eroga más de 500 HP, dosificados con maestría por una transmisión de doble embrague y siete relaciones cuya energía va encauzada hacia los enormes rodillos de goma que lleva por ruedas traseras.
En caso necesario, los frenos presumen discos flotantes de acero ventilados y barrenados; los delanteros son mesurados por pinzas de seis pistones.
Este GT de magnífica construcción observa cualidades dinámicas muy atractivas, de superauto, pero no sobresalientes respecto a las apreciadas en otros coches de igual intención.
Si bien el potencial energético está en el terreno de los superautos, y la demora de las turbinas resulta mínima, el verdadero carácter del V8 aflora por arriba de las 3,000 rpm, como herencia discreta del 2.0 litros. Si no dejamos de pisar el acelerador, una fuerza poderosa continúa su desbordante rabia hasta llegar a las 6,900 vueltas –solo alcanzable en el modo manual–, lo que nos obliga a realizar el cambio mediante prácticas manetas tras el volante. La inserción de marchas es inmediata y casi sin sobresaltos, excepto cuando conectamos el modo Race. Notable, pero sin sorpresas.
Durante los modos Sport y Sport Plus, el comportamiento del GT es veloz, raudo, inmediato, aunque con ese toque aburguesado que recuerda cierta timidez o precaución bajo demanda, obra de una electrónica muy protectora, intrusiva a veces. La dirección es rápida, pero en cambios constantes de rumbo tiende a ser más ligera de lo esperado, lo que se traduce en correcciones menores y constantes, nada molesto, sin embargo obliga a gastar energía. Si trazamos suavemente, el GT tiende a abrir su giro en aras de un margen de seguridad más predecible. Si somos más agresivos ya con el volante o acelerador, la trasera insinúa un fino devaneo de fácil contención mediante un mínimo contravolante o gracias a la efectiva actuación del control de estabilidad. Vaya, nos deja sentir esa sensación de vértigo siempre de manera controlada, únicamente por momentos.
A descargo, el modo Race concede jugar un poco más al piloto. Las reacciones de aceleración y frenado acusan una brusquedad explicada mediante cabeceos y reacciones más violentas de lo advertido en los otros modos. De hecho, puede calificarse como una liberación de restricciones, aunque tampoco lo es al 100%. Porque Mercedes-Benz pule tanto sus chasises como sus sistemas de protección que siempre se percibe su presencia, incluso cuando creemos estar rozando los límites dinámicos; solo si desconectamos por completo el ESP, entonces sí arriesgamos más de lo esperado, válido solamente en el circuito.
Pese al aparatoso sistema de frenado, el tacto del pedal del freno remite otra vez ese talante aburguesado mediante unos primeros centímetros confortables en su carrera de trabajo, lo que obliga a pisar más fuerte o dos veces el pedal. Ese simple recorrido extra le quita sabor a la conducción velocista y afecta el desempeño en pista.
Conclusión
Enmarcado como el nuevo ícono de la última generación Gran Turismo de los automóviles recientes, este Mercedes-Benz cumple sobradamente ese papel, pese a las posibilidades de superauto escondidas bajo la hermosa superficie metálica.
Unidad probada
2,549,000 pesos (a marzo de 2015)
NOS GUSTA
Estampa clásica
Poderío del tren motor
Sonido del escape
NOS GUSTARÍA
Mejor sensación de frenos
Dirección más fidedigna
Menos protección electrónica
Resumen técnico
MOTOR
Tipo/cilindrada: V8, 4.0 l, turbo (2)
Potencia máxima: 510 hp a 6,250 rpm
Par máximo: 650 Nm entre 1,750 y 4,750 rpm
TRANSMISIÓN
Caja: Manual robotizada, siete velocidades
Tracción: Trasera
DIMENSIONES
Largo x ancho x alto: 454 x 194 x 128 cm
Distancia entre ejes: 263 cm
Cajuela: 285 litros
Tanque de combustible: 65 litros
Peso vacío: 1,615 kg
PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)
0 a 400 metros: 12.36 s
Rebase 80 a 120 km/h: 2.28 s
Frenado de 100 a 0 km/h: 33.6 m
Consumo medio: 10.1 km/l
Extraído de Automóvil Panamericano