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Ciencia y Tecnología

Mexicano diseña un semáforo inteligente que mejoraría el flujo vehicular

Interesados en proponer proyectos que beneficien a la comunidad, el Centro de Investigación en Inteligencia Artificial (CIIA) de la Universidad Veracruzana diseñó un sistema de semáforo inteligente que permite optimizar el flujo vehicular mediante el uso de la visión computacional y software de control.

El proyecto denominado Un enfoque de semáforo inteligente utilizando algoritmos de visión computacional en una intersección aislada para optimizar el flujo vehicular fue realizado por el maestro en inteligencia artificial Guillermo Francisco García Acosta. En él, propone el uso de herramientas como cámaras y un sistema de control inteligente que determina los cambios de luz en el semáforo, según la situación del flujo vehicular.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, explicó que el sistema consta de una serie de cámaras que son colocadas en una intersección vehicular, mismas que detectan el movimiento de los autos mediante algoritmos de visión computacional. Posteriormente, la información recabada por las cámaras es enviada a un sistema de control inteligente, el cual se encarga de analizar y determinar cuándo cambiar la luz del semáforo.

“El objetivo es adaptarse a los cambios de flujo vehicular para optimizarlo. Es por ello que en este proyecto se realizaron capturas de video en el sitio para obtener los datos y poner a prueba el sistema de control por medio de una simulación”, explicó.

El maestro en inteligencia artificial hizo hincapié en la importancia de incorporar a las ciudades nuevas tecnologías para mejorar las condiciones de vida, tales como disminuir gastos de combustible, congestionamientos, estrés y contaminación.

El sistema puede ser adaptado a los semáforos existentes, pues solo requiere la instalación de cámaras y el hardware que envía las señales al sistema de control. Para ello, es necesario contar con un grupo interdisciplinario, como son expertos en electricidad, electrónica, ingeniería de tránsito y las autoridades correspondientes.

El semáforo inteligente incorpora algoritmos de visión computacional, en específico dos: uno que se encarga de extraer y entrenar características de bordes e intensidad de iluminación y otro que trabaja a partir de detectar el movimiento de los vehículos.

“El sistema trabajaría a partir de reglas que son ideadas para dar prioridad, primero a la vialidad con mayor capacidad (la vialidad con mayor número de carriles) y segundo, la vialidad que esté más congestionada en ese momento”, comentó.

Guillermo García presentó el proyecto de semáforo inteligente como tesis, con el que obtuvo el grado de maestro en inteligencia artificial, contando con la dirección del doctor Homero Vladimir Ríos Figueroa, catedrático e investigador del CIIA.

“Está en etapa de prototipo y de investigación, por lo cual se realizó una simulación para darnos una idea del funcionamiento del sistema de control inteligente para, posteriormente, hacer un análisis en sitio y llevarlo a implementar online”, finalizó Guillermo García.

(SinEmbargo/Conacyt)

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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