Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el país miembro en donde se trabaja más al año (2 mil 255 horas) -lo que representa un promedio de 43 horas semanales y 8.6 horas diarias- y donde las personas se retiran a la edad más avanzada (73 años, en una nación cuyo promedio de vida es de 75).
Como contraste y según el ‘Indicador de horas trabajadas OCDE 2018’, Canadá es el país de la Organización que menos horas labora, con un acumulado de mil 703 horas por trabajador (algo así como 6 horas y media por día).
Rodolfo Nava Hernández, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), encontró que las personas que trabajan más de 11 horas diarias tienen más riesgos de padecer depresión y quienes laboran 55 horas a la semana tienen 33 por ciento más riesgo de sufrir un infarto.
Para el experto de la UNAM, uno de los aspectos más inquietantes derivados de esta sobrecarga laboral es el estrés, pues aumenta el cortisol, hormona que incrementa los niveles de azúcar (y favorece la diabetes); debilita el sistema inmunológico; causa problemas digestivos; estimula la secreción de ácido gástrico; eleva la presión arterial; y ocasiona infertilidad, irritabilidad, palpitaciones, cansancio o dolores de cabeza permanentes, así como falta de apetito o gula, y alteraciones en los ciclos del sueño.
“De hecho, los japoneses tienen una palabra para esto: karoshi, que significa muerte por exceso de trabajo. Se calcula que dos mil 300 nipones fallecieron en 2015 por esta causa. Las leyes de ese país consideran que, si alguien perece en dichas circunstancias, el gobierno aportará a su familia 20 mil dólares, mientras que la empresa contratante desembolsaría hasta un millón y medio de dólares de demostrarse que el deceso se debió a una desmesura ejercida contra su empleado”, comentó Nava Hernández.
Nava señaló que la mayoría de las legislaciones en el mundo estipulan que una persona tendría que laborar 40 horas a la semana como máximo, pero la mexicana establece 48 (sin contar tiempos extras), lo cual llega a generar afectaciones orgánicas, psicológicas e incluso sociales, pues el esfuerzo excesivo deteriora las relaciones familiares e interpersonales.
El especialista detalló que México cuenta con una de las legislaciones más atrasadas en este punto, al grado de que nuestra nación no reconoce como enfermedades laborales a aquellas derivadas del estrés, pese a toda la literatura médica al respecto y a sus notorios impactos en el bienestar de los individuos.