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Ciencia y Tecnología

Mexicanos usan desechos de tomate para hacer bioplástico

Los desechos agroindustriales del jitomate sirven como base a investigadores mexicanos para transformar el plástico normal en biodegradable, trabajo pionero a nivel mundial que se puede aplicar en diversas industrias, informó hoy el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
En su diseño, los expertos del IPN «enriquecieron plásticos convencionales con cáscara de los desechos de jitomate» para hacerlos biodegradables y después usarlos en las industrias farmacéutica, alimentaria y cosmetológica, así como en la elaboración de materiales médicos, indicó la institución educativa en un comunicado.
El objetivo «es introducir estos nuevos materiales a los plásticos empleados en envases en general y utilizar los desechos agroindustriales del jitomate en la generación de nuevos bioplásticos por medio de metodologías químicas y enzimáticas, para obtener biopolímeros y biomateriales potencialmente útiles en diferentes industrias».
El trabajo es coordinado por los doctores Daniel Arrieta y Beatriz Gómez, del Centro de Nanociencias y Micro y Nanotecnologías del IPN, quienes explicaron que «por medio de procesos de química verde, enzimáticos y técnicas de líquidos iónicos se consiguió el monómero (molécula simple) principal del jitomate para obtener bioplásticos».
El proceso de obtención es simple y «consiste en hidrolizar la cutícula purificada del jitomate, separar sus componentes y obtener el monómero con un rendimiento de adherencia de 40 a 45 %, y el proyecto es económicamente redituable», explicó Arrieta.
«Estamos lejos de poder afirmar que a partir de jitomates se pueda producir plástico», dijo, pero sí se puede incluir este tipo de monómeros en los plásticos actuales y tratar de que éstos tengan ciertas bases biodegradables.
«No vamos a hacer bolsas, ni cubiertos de plástico; eso todavía está un poco lejos. Pero sí podemos utilizar los materiales cuticulares para combinarlos con los plásticos convencionales como PVC o PET, y darles esa característica de biodegradabilidad que permita hacerlos más compatibles con el medio ambiente», indicó.
Señaló que el uso de desechos agroindustriales como fuente de materia prima en estas industrias le puede dar un valor agregado a la producción de jitomate y al mismo tiempo reducir problemas de almacenamiento y salud.
Otra aplicación en la que se puede utilizar el monómero es como transportador de fármacos, y en este caso Beatriz Gómez dijo que tuvieron la inquietud de explotar este tipo de material «inocuo, no tóxico y funcionalizado y que químicamente se pega a otros compuestos fácilmente».
Los expertos señalaron que están en proceso de utilizar estos biomateriales como transportadores de nutracéuticos, antioxidantes y vitaminas, entre otros, y está en trámite la solicitud de patente de los métodos de obtención y purificación del monómero y componentes bioplásticos a partir de la cutícula del jitomate.
El siglo de Durango

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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