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México rebasó los 3’500,000 contagios de Covid acumulados

La Secretaría de Salud presentó su reporte técnico diario sobre el avance de la pandemia en el país, en el que detalló que en las últimas 24 horas 12,511 nuevas personas resultaron positivas a la prueba del COVID-19, por lo que ya suman 3,506,743 contagios acumulados en México.

Asimismo, reportó que en el último día hubo 675 muertes por coronavirus, por lo que la cifra total ascendió a 267,524 fallecimientos desde que el SARS-CoV-2 llegó a territorio nacional.

De acuerdo con el Informe Técnico de la dependencia de salud, la semana epidemiológica 34 cerró con una disminución de 21% en el número de casos estimados con respecto a la semana anterior.

Por otro lado, al corte del día de hoy existen 99,784 personas que presentaron síntomas relacionados con la enfermedad de COVID-19 en los últimos 14 días (29 de agosto al 11 de septiembre del 2021), es decir, casos activos, que de no mantener todas las medidas sanitarias, podrían contribuir potencialmente a la transmisión de la enfermedad.

De esa forma, las entidades con mayor número de casos activos por cada 100,000 habitantes son Tabasco, Colima, Ciudad de México, Yucatán y Querétaro. En tanto, Chiapas, Chihuahua, Baja California, Sinaloa y Guerrero tienen los índices más bajos.

Respecto a la capacidad hospitalaria, en las últimas 24 horas, la ocupación de camas generales de hospitalización por COVID-19 se mantuvo sin cambios con 42%, y aumentó dos puntos la demanda de camas con respirador mecánico para ubicarse en 39% en unidades de cuidados intensivos.

En las camas de atención general a nivel nacional, las autoridades confirmaron que 10 entidades reportaron más de la mitad de su ocupación hospitalaria hasta el 10 de septiembre. Además, 14 entidades figuran en la lista de ocupación entre el 30% y el 49%. En tanto, ocho estados tienen índices menores al 29%. Las cinco entidades que cuentan con mayor número de camas disponibles son Chihuahua, Chiapas, Campeche, Baja California Sur y Yucatán.

Por otro lado, en las camas equipadas con soporte de ventilación, es decir, para la atención de pacientes de terapia intensiva, se confirmó que Colima (64.48%), Tabasco (61.27%), Veracruz (53.72%) y Nuevo León (51.46%) son los únicos estados con ocupación superior al 50%. Dieciséis estados se encuentran en el grupo con ocupación entre el 30% y el 49%, mientras que 12 entidades están debajo del 29% de la ocupación. Quintana Roo, Campeche, Guanajuato, Chiapas y Chihuahua son los estados con mayor disponibilidad.

La dependencia federal actualizó el viernes pasado el Semáforo Epidemiológico de coronavirus, el cual estará vigente hasta el domingo 19 de septiembre.

Es así que en color “rojo” (máximo riesgo de contagio) no hay ningún estado; en “amarillo” (riesgo moderado), están 13 estados: Ciudad de México, Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Durango, Coahuila, Zacatecas, Nayarit, Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Oaxaca y Quintana Roo.

Mientras que en “naranja” (alto riesgo) están 17 entidades: Sonora, Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí, Aguascalientes, Veracruz, Estado de México, Querétaro, Puebla, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Guerrero, Colima, Tabasco, Campeche y Yucatán.

Por el contrario, en color “verde” (bajo riesgo) se encuentran Chihuahua y Chiapas.

Por tercer día consecutivo se aplicaron más de 800,000 dosis de vacunas contra COVID-19 en una jornada, al llegar a 815,673 dosis este viernes 10 de septiembre, para un acumulado de 91,182,279 desde el inicio de la estrategia de inmunización el 24 de diciembre.

En México, 60,468,615 personas mayores de 18 años ya cuentan con al menos una dosis contra COVID-19; la mayoría, es decir, 64%, completó su esquema y equivale a 38,782,067, mientras que 21,686,548, que representan 36%, recibieron la primera dosis.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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