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Opinión

Migrantes, la fuerza que EU quiere desaparecer. Por Caleb Ordoñez T.

Estados Unidos ha sido construido sobre la base del trabajo y el sacrificio de migrantes. Desde su fundación, ha sido un país que ha recibido a quienes buscan una vida mejor, aportando su talento y esfuerzo a la economía. Sin embargo, hoy en día, la comunidad latina enfrenta una crisis sin precedentes, resultado de políticas migratorias amenazan su estabilidad y afectan directamente el desarrollo del país.

La fuerza económica de los migrantes latinos

Caleb Ordóñez T.

Hablar de migrantes latinos en Estados Unidos es hablar de una comunidad que mantiene en marcha sectores clave de la economía. Desde la agricultura hasta la construcción, la hotelería y los servicios, su trabajo es esencial para el funcionamiento de la nación. Según el Pew Research Center, los latinos representan casi el 18% de la población estadounidense y desempeñan un papel fundamental en la economía, contribuyendo con más de 2.8 billones de dólares al PIB.

A pesar de su importancia, las políticas migratorias recientes han puesto en jaque a esta comunidad, generando redadas y deportaciones masivas que han dejado campos de cultivo vacíos, tiendas sin empleados y empresas en crisis. Las cosechas se están perdiendo porque no hay trabajadores para recogerlas, y los negocios enfrentan problemas porque faltan manos que los mantengan en marcha.

Redadas que ahogan la economía

El discurso oficial justifica las redadas masivas como una estrategia para “sacar criminales de las calles”. Sin embargo, en la práctica, los operativos de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) han golpeado con más fuerza a trabajadores agrícolas, empleados de supermercados, obreros de construcción y personal de restaurantes.

Las imágenes de supermercados con estantes vacíos y campos de cultivo con frutas y verduras pudriéndose reflejan una crisis migratoria y una económica. Sin estos trabajadores, la inflación sube, los precios de los alimentos aumentan y el sector empresarial enfrenta una escasez de mano de obra que amenaza con afectar la recuperación económica tras la pandemia.

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Opinión

Trump y su extraño juego de dominó con el mundo. Por Caleb Ordoñez T.

Donald Trump ha construido su imagen sobre una mezcla de arrogancia y estrategia mediática. Cada movimiento suyo, cada declaración escandalosa, cada amenaza de arancel o sanción, parece parte de un guion bien ensayado en el que él es el protagonista indiscutible. Ahora, de cara a un nuevo periodo de incertidumbre internacional, Trump sigue con su espectáculo, desviando la atención de los verdaderos conflictos globales y moviendo las piezas en el tablero geopolítico con el mismo método de siempre: caos y confrontación.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

Sus recientes ataques a México y Canadá son el mejor ejemplo. Ha amenazado con imponer aranceles, ha puesto en jaque el comercio regional y ha intentado hacer de la crisis migratoria un show político. Sin embargo, todo esto parece ser una distracción conveniente, pues los verdaderos desafíos del mundo están lejos de nuestras fronteras. La guerra entre Rusia y Ucrania sigue en un punto crítico, con un desgaste económico y militar que afecta tanto a Europa como a Estados Unidos. Por otro lado, el Medio Oriente vive un recrudecimiento de tensiones que pueden escalar en cualquier momento. Pero Trump, en su estilo característico, prefiere seguir peleando con sus vecinos, como si las relaciones comerciales de Norteamérica fueran el problema central del planeta.

La crisis migratoria: un problema más grande que las promesas de campaña

Uno de los temas que más ha explotado Trump es la migración. Su retórica de mano dura y promesas de deportaciones masivas han sido bien recibidas por su base electoral, pero la realidad es que su plan es, en el mejor de los casos, una fantasía imposible de ejecutar. En Estados Unidos hay cerca de 11 millones de indocumentados, y expulsarlos a todos no solo sería logísticamente inviable, sino también económicamente devastador. La nueva administración enfrenta obstáculos financieros y estructurales enormes, y cada intento de endurecer la política migratoria se encuentra con resistencia legal y social.

Las ciudades y estados con altos números de migrantes ya han mostrado su negativa a colaborar con operativos de deportación masiva. Además, muchas industrias dependen de esta mano de obra, desde la construcción hasta la agricultura. Deportar a millones de personas no solo sería un desastre humanitario, sino que también afectaría la economía estadounidense. Pero Trump, más que resolver la crisis, solo quiere usarla como combustible para su retórica nacionalista y su eterna promesa de que “Estados Unidos será grande de nuevo”.

Trump, el Goliat que pelea contra todos…

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