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Resto del mundo

Monje budista se corta la cabeza con una guillotina para complacer a Buda y reencarnarse en un «ser espiritual superior»

Thammakorn Wangpreecha, un monje budista de 68 años, fue encontrado muerto el pasado 15 de abril en el templo Wat Phu Hin en la provincia de Nong Bua Lamphu, en el noreste de Tailandia, luego de haberse autodecapitado con una guillotina con el aparente objetivo de reencarnarse en un «ser espiritual superior», informan medios locales.

El sobrino del monje, Booncherd Boonrod, descubrió el cuerpo y aseguró que los planes de su tío quedaron inscritos en una placa de mármol.

«En la carta decía que cortarse la cabeza era su forma de alabar a Buda y que había estado planeándolo durante cinco años«, relató Boonrod. «Su deseo era ofrecer su cabeza y su alma para que el Señor pudiera ayudarlo a reencarnarse en un ser espiritual superior en la próxima vida».

Supuestamente, el monje colocó una guillotina improvisada junto a la estatua de una deidad budista de tal forma que su cabeza, una vez cortada, pareciera estar siendo sostenida por la figura religiosa.

Más de 300 devotos participaron en el rito funerario. El cuerpo de Wangpreecha fue colocado dentro de un ataúd y su cabeza dentro de un frasco. Luego, los restos fueron llevados hasta un bosque, donde fueron incinerados.

«Cumplió su objetivo y encontró la luz», dijo uno de los seguidores del monje, quien sirvió en Wat Phu Hin durante once años.

No obstante, pese a que algunos alaban la decisión tomada por Wangpreecha, la Oficina Nacional de Budismo pidió ayuda al gobierno local para explicar a los residentes del área que ese tipo de prácticas no es fomentada por la religión.

 

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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