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Revista

Muere nieto de Juan Gabriel

Simona Aguilera, nuera de Juan Gabriel, dio a conocer la desgarradora noticia de que su hijo recién nacido murió.

A través de redes sociales, la esposa de Iván Aguilera, heredero universal del Divo de Juárez, compartió un emotivo mensaje de despedida para su pequeño.

«¿Cómo comienza una Madre y un Padre a expresar el dolor que se siente en cada célula de nuestro cuerpo cuando las esperanzas y los sueños que tenía para su Hijo Recién Nacido desaparecen en un instante… Nuestro Hijo, Elijah Jedidiah Aguilera, nació y pasó a la Eternidad el 8 de julio de 2024. Me duele físicamente el corazón tan profundamente que no tengo palabras pero sí tantas lágrimas llenas de amor. Tantas lágrimas. Iván y yo estamos de luto por nuestro hijo Elijah pero también nos regocijamos por él, porque sabemos exactamente dónde está, con nuestro Señor y Salvador, nuestro Padre Celestial», expresó.

Simona comentó que se siente extremadamente triste por la pérdida de su bebé, pero a la vez siente paz de que su hijo está con Dios.

«Me alegro por Elijah pero lloro por este dolor terrenal que duele tan profundamente. Cada célula de mi cuerpo quiere y duele abrazarlo y tenerlo en casa con nosotros. Me duele el cuerpo por estar sin él. Mis brazos están vacíos. Mi corazón duele. Mi cuerpo tiene todos los signos de mi hijo pero ya no puedo sentirlo. ¿A quién sostengo y consuelo ahora y acurruco hasta dormir? Mis brazos se sienten tan vacíos. Amo y confío en Dios con todo lo que soy. Todo el que me conoce, sabe el amor que le tengo a nuestro Salvador y Señor Jesucristo. Nunca cuestionaré Sus caminos ni Su Voluntad. Dios es bueno. Dios es bueno. Dios es tan bueno. Te amo Señor y confío en ti. Dame tu fuerza en este momento porque estoy tan débil que no puedo soportar estar de pie. Ayúdanos Señor y fortalécenos. Necesitamos la fuerza de Dios más que nunca», continuó.

Para finalizar la publicación, Simona pidió respeto para su familia y suplicó a sus seguidores una cadena de oración para sanar sus corazones rotos.

«Por favor oren por mi corazón, el corazón de mi esposo y el corazón de nuestros hijos, Iván y Florentina. Necesitamos un momento para estar a solas con Dios, y pronto tendremos un anuncio para el funeral de nuestro dulce Hijo. Mami te ama mi dulce pequeño Elijah. Duerme con los Ángeles Celestiales mi dulce niño», finalizó.

Revista

Demasiado pronto para un smartphone: advierten sobre graves efectos en la salud mental de menores de 13 años

Un estudio global reciente ha encendido las alarmas sobre el impacto negativo de los smartphones en la salud mental de niños menores de 13 años. La investigación, publicada en el Journal of the Human Development and Capabilities, analizó respuestas autodeclaradas de casi 2 millones de personas en 163 países y encontró que cuanto antes un menor accede a un teléfono inteligente, más probabilidades hay de que experimente efectos perjudiciales.

Entre los hallazgos más preocupantes están el aumento de pensamientos suicidas, dificultades en la regulación emocional, baja autoestima y desconexión con la realidad. Los efectos fueron especialmente marcados en niñas.

“El uso temprano del smartphone suele implicar acceso prematuro a redes sociales, lo que a su vez puede desencadenar acoso digital, alteraciones del sueño y deterioro de las relaciones familiares”, explicó Tara Thiagarajan, autora principal del estudio y fundadora de la organización sin fines de lucro Sapien Labs, encargada del levantamiento de datos.

Un llamado urgente a la acción global

La contundencia de los resultados llevó a los investigadores a proponer restricciones internacionales que limiten el uso de smartphones y redes sociales a menores de 13 años. “Se requiere una acción inmediata y global para proteger a los niños de entornos digitales que aún no están preparados para gestionar con madurez”, afirmó Thiagarajan.

El estudio no solo se centró en indicadores comunes como ansiedad o depresión, sino que analizó aspectos menos explorados como la autoimagen y la capacidad de gestionar emociones, revelando una correlación directa entre el uso temprano de dispositivos y el deterioro del bienestar psicológico.

¿Qué pueden hacer los padres?

Expertos como Melissa Greenberg, psicóloga clínica del Princeton Psychotherapy Center, recomiendan iniciar conversaciones comunitarias entre padres para acordar de manera conjunta retrasar la entrega de teléfonos inteligentes a sus hijos. Iniciativas como “Wait Until 8th” («Espera hasta el 8vo grado» – Equivalente a 2do de Secundaria) permiten a las familias comprometerse colectivamente a posponer la entrega de dispositivos hasta después de los 13 años.

Asimismo, sugiere buscar escuelas con políticas estrictas sobre el uso de smartphones en campus o exigir cambios en los reglamentos escolares. Thiagarajan advierte que los padres no pueden enfrentar este problema solos: “Incluso si prohíbo a mis hijas usar redes sociales, estarán expuestas a ellas a través de otros niños en la escuela o eventos extracurriculares. Es un asunto social, no solo familiar”.

¿Y si ya tienen un teléfono?

Greenberg aconseja no caer en el pánico. “Si ya le diste un smartphone a tu hijo, puedes ajustar el rumbo”, asegura. Recomienda establecer controles parentales, desinstalar ciertas apps, cambiar a un teléfono básico o simplemente limitar el uso.

Para aquellos padres que enfrentan resistencia, sugiere esta frase:
“Cuando te dimos tu teléfono, no sabíamos todo lo que ahora sabemos sobre cómo podría afectarte. Los científicos están aprendiendo más cada día, y queremos hacer lo mejor para ti”.

Aceptar que también los adultos luchan contra el uso excesivo del celular puede ayudar a los menores a comprender que es una dificultad compartida.

Un punto de inflexión para la crianza

Investigadores como el psicólogo social Jonathan Haidt, autor del libro “The Anxious Generation”, coinciden en que retrasar el acceso a redes sociales hasta los 16 años es una de las mejores decisiones que pueden tomar los padres hoy.

La evidencia es clara: dar un smartphone a un niño antes de los 13 puede tener consecuencias serias y duraderas. En un mundo cada vez más digitalizado, tal vez la verdadera rebeldía —y protección— esté en apagar el teléfono.

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