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Resto del mundo

Muere un niño olvidado ocho horas dentro de un automóvil

Un niño de dos años, olvidado al interior de un vehículo, falleció  tras permanecer en el automóvil unas ocho horas bajo una temperatura cercana a los 30 grados centígrados a la sombra.

El hecho ocurrió después de que el padre del menor llegara a su trabajo con él en su coche, cerca de las 8:00 horas y, por causas que se investigan, lo dejó en el vehículo y continuó con su rutina laboral en una escuela de la comuna santiaguina de Ñuñoa.
A las 16:00 horas, el hombre recordó que su hijo estaba en el estacionamiento del Colegio San Agustín, no obstante, al abrir la puerta del vehículo, el pequeño se encontraba sin vida.

El niño, de acuerdo a las pericias iniciales, murió sofocado en la silla de seguridad del vehículo debido al encierro y la alta temperatura que se registró en la capital chilena.

Por instrucción de la Fiscalía de Ñuñoa, la investigación por el deceso del menor quedó en manos de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI) de Chile.

El fiscal Ernesto Navarro, señaló que nunca nadie en el colegio supo de que el hombre llevaba al niño en su vehículo.

«Hasta que él en compañía de otra persona, tras finalizado su turno de trabajo, llegó al automóvil y se percató de que el niño había muerto. Allí comenzaron los gritos», aseveró.

En declaraciones a radio Biobío, Navarro confirmó que el hombre fue detenido y que después de recibir los informes del Servicio Médico Legal, se sabrá si el menor murió por sofocación debido a que los vidrios del coche estaban totalmente cerrados, nunca fue hidratado, y al fuerte calor que había en el exterior.

El persecutor señaló que es probable que sea acusado de «delito culposo», por negligencia inexcusable del padre.

Aunque precisó que primero se investigará si el hombre llevaba habitualmente al menor al trabajo y, si ello se confirma, la acusación podría cambiar a homicidio simple.

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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