La cifra de muertos por una explosión junto a un convoy de abarrotados autobuses en Alepo ascendió al menos a 126 personas, lo que supone el peor ataque de este tipo ocurrido en Siria en casi un año, dijo el domingo el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Este grupo, que monitorea el conflicto desde Reino Unido, y Naciones Unidas se refirieron a reportes que aseguraron que entre los fallecidos hay más de 60 niños. El observatorio indicó que es previsible que el número de víctimas aumente.
Los rescatistas de Defensa Civil dijeron que habían retirado al menos 100 cuerpos del lugar donde se produjo la explosión el sábado, que impactó contra varios autobuses que transportaban a residentes chiíes que intentaban pasar de territorio rebelde al controlado por el gobierno, en el marco de un acuerdo de evacuación entre los bandos en conflicto.
Los muertos eran en su mayoría residentes de las aldeas de al-Foua y Kefraya, en la provincia de Idlib, pero entre ellos también había combatientes rebeldes que protegían el convoy, dijo el Observatorio. No hubo reivindicación inmediata del atentado, que según medios próximos a Damasco fue perpetrado por un atacante suicida con un vehículo.
La principal facción armada de la oposición condenó el atentado, que grupos que luchan bajo la bandera del Ejército Libre de Siria tacharon de «ataque terrorista traicionero».
El Papa Francisco se unió a las condenas y describió el ataque como «innoble», al tiempo que pidió a Dios que lleve sanación y consuelo a la «querida y martirizada Siria».
El convoy transportaba al menos 5.000 personas, entre ellas civiles y varios cientos de combatientes progubernamentales, a los que se les concedió salvoconducto para salir de las dos aldeas chiíes sitiadas por los rebeldes.
Bajo el acuerdo de evacuación, más de 2.000 personas, incluidos combatientes rebeldes, recibieron permiso para retirarse de Madaya, una población cercana a Damasco asediada por las fuerzas gubernamentales y sus aliados.
Ese convoy esperaba en un garaje de autobuses en una zona controlada por el gobierno en las afueras de Alepo, a pocos kilómetros de donde ocurrió el ataque. Los evacuados de Madaya dijeron que escucharon la explosión.
Campos de detención: el terrible plan de Trump contra los migrantes
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las alarmas en el ámbito migratorio al adelantar un plan que, de concretarse, marcaría un giro radical en la política de deportaciones de Estados Unidos. Sus recientes declaraciones apuntan a la creación de un sistema masivo de detención y expulsión, respaldado por el ejército, lo que ya ha generado controversia entre expertos, activistas y políticos de todas las esferas.
Una emergencia nacional para deportaciones masivas
Trump, quien regresará a la Casa Blanca en 2025, reafirmó en la plataforma Truth Socialque su administración estaría preparada para declarar un estado de emergencia nacionalcon el objetivo de enfrentar lo que ha llamado «una invasión permitida por Joe Biden».
Esta declaración se suma a los comentarios de Tom Fitton, director de la organización conservadora Judicial Watch, quien sugirió que se utilizarían recursos militares para implementar un programa de expulsiones masivas. El expresidente respondió tajantemente: «¡Es verdad!».
El alcance de este plan incluye el despliegue de la Guardia Nacional y, si es necesario, tropas federales. «La Guardia Nacional debería ser capaz de encargarse de las deportaciones; si no, usaría el ejército», afirmó Trump en una entrevista con Time en abril.
Durante su presidencia, Trump endureció significativamente las políticas migratorias, pero sus nuevas propuestas revelan un nivel de agresividad sin precedentes. A esto se suma, la idea de establecer «campos de detención» en Texas, en donde se albergaría a los migrantes antes de ser deportados.
Texas ofrece tierras para la construcción de campos de detención masiva
La comisionada de la Oficina General de Tierras de Texas, Dawn Buckingham, ha propuesto una medida que podría convertirse en el primer paso hacia la creación de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
En una carta dirigida al presidente electo Donald Trump, Buckingham ofreció al gobierno 567 hectáreas de tierra ubicadas en el condado de Starr, cerca de Rio Grande City, para la construcción de instalacionesdestinadas a procesar, detener y deportar a migrantes de manera masiva.
Este terreno, que actualmente se utiliza para cultivos agrícolas como cebollas, canola y maíz, sería destinado a albergar campos de detención, una propuesta que ha generado gran controversia en medio del debate migratorio.
Buckingham destacó que la Oficina General de Tierras de Texas está lista para colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional y otras agencias federales para hacer realidad este proyecto, el cual se alinea con los planes de Trump para reforzar las políticas de deportación y control fronterizo.
Sheinbaum reacciona a deportaciones masivas y campos de detención
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su desacuerdo con laspolíticas migratorias propuestas por Donald Trump, especialmente en relación con la posible deportación masiva de migrantes y la construcción de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
Durante su conferencia de prensa mañanera, Sheinbaum destacó que su gobierno no acepta que los migrantes sean tratados como criminales, subrayando que existen instituciones de justicia para abordar estos temas de manera adecuada.
«Primero, evidentemente no estamos de acuerdo en que se trate a los migrantes como criminales, para eso existen las instituciones de justicia en cualquier lugar del mundo», afirmó la mandataria, quien también enfatizó la relevancia de la contribución de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.
En este sentido, Sheinbaum detalló que su administración tiene cuantificados los beneficios que estos migrantes aportan al país vecino, tanto a nivel laboral como en términos de impuestos.
Como parte de las preparaciones para un posible cambio de administración en Estados Unidos, Sheinbaum informó que su gobierno trabaja en un plan para enfrentar la eventualidad de deportaciones, asegurando que, en caso de que se den, México está listo para recibir a los connacionales deportados.
«En caso de que hubiera deportaciones nosotros vamos a recibir a las y los mexicanos, tenemos un plan para ello, pero vamos a trabajar previo a ello que no tienen por qué deportarse a nuestros connacionales, que al contrario, benefician incluso la economía de Estados Unidos», añadió.
Además, la mandataria anunció que, en los próximos días, se celebrará una reunión con su gabinete para definir los temas clave que se tratarán con el equipo de Trump una vez que este asuma la presidencia, entre los que se incluyen la seguridad, el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como cuestiones culturales y de amistad bilateral.