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Mujer finge embarazo y ‘muerte’ de sus gemelos; padre descubre muñecos en el funeral

Un hombre de la ciudad rusa de Stávropol viajó hasta la vecina república de Daguestán para enterrar en el cementerio familiar a sus dos hijos gemelos, fallecidos tras el nacimiento. Pero cuál no sería la sorpresa de Daúd Daúdov cuando descubrió que lo que envolvían las mortajas no eran cadáveres, sino dos muñecas de plástico. La representación del Ministerio del Interior en esa república del sur de Rusia ha publicado un video del momento en que Daúdov, de 33 años, realiza el macabro hallazgo.

Las autoridades también publicaron un video en el que Daúdov contó los detalles de los hechos. Según sus palabras, su esposa dio a luz a mellizos la noche del 3 de febrero y seis días después le comunicó que los bebés habían muerto. Tras desenterrar los muñecos estaba convencido de que alguien había hecho creer a la familia que los niños estaban muertos, mientras que estos en realidad seguían vivos en algún lugar.

Sin embargo, este jueves el Gobernador del territorio de Stávropol, Vladímir Vladímirov, anunció que la esposa de Daúdov nunca estuvo embarazada, y que la historia sobre el parto y la muerte de los gemelos fue inventada.

Vladímirov informó de que las autoridades revisaron todas las bases de datos y no encontraron ninguna información que confirmara que la esposa de Daúdov hubiera ingresado en un hospital. Según el Gobernador, la mujer admitió que durante nueve meses estuvo engañando a varios familiares diciéndoles que estaba embarazada, porque su marido tenía muchas ganas de tener hijos.

El Ministerio del Interior de Daguestán publicó un video del momento en que Daúdov, de 33 años, realiza el macabro hallazgo. Foto: Captura de pantalla.

Cuando llegó el momento de dar a luz, la mujer intentó salir de la situación asegurando que los niños habían muerto, para que no se descubriera su engaño. Ella misma fue a buscar los muñecos y no dejó que nadie viera los cadáveres hasta el último momento.

Según el testimonio de la mujer, el pasado junio se hizo una prueba de embarazo que dio positivo, pero un segundo test fue negativo. Entonces decidió fingir que esperaba dos niños, porque vio “lo feliz que estaba su marido cuando se enteró de que estaba embarazada, y no quería contrariarlo”.

“No tenía un plan claro. De vez en cuando sentía que mi barriga crecía. Al fin y al cabo, esperaba estar embarazada (…) Es difícil para mí explicar esto, por un lado, me di cuenta de que no estaba embarazada, por otro lado, no podía detenerme y dejar de fingir estar embarazada. (…) Engañé a todos mis familiares y a mi cónyuge, y es algo que lamento mucho”, explicó la mujer.

El muftí (jurisconsulto musulmán) adjunto del territorio de Stávropol comentó que no sólo la esposa, sino también el marido, debe asumir la responsabilidad de lo ocurrido, y se ofreció a ayudar a la familia. Sugirió que es posible que la mujer no hubiera actuado como lo hizo de haber contado con el apoyo de su marido. “Quizás el esposo construyó unas relaciones familiares no basadas en la comprensión”, dijo Zakir Sharýpov a una emisora rusa.

Fuente: RT

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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