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Salud y Bienestar

Mujeres, más propensas a padecer fibromialgia

La fibromialgia es un trastorno que causa dolores musculares y fatiga (cansancio), las mujeres son más propensas a presentarla; nueve de cada diez casos de esta enfermedad se presenta en este grupo poblacional, indicó la psicóloga del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, María Isabel Barrera Villalpando.

La experta detalló que entre los principales síntomas de la fibromialgia son dolor generalizado, que se presenta en los llamados puntos hipersensibles que al ejercer presión generan dolor, así como cansancio crónico y alteraciones en el sueño.

Se trata de un problema de salud pública en las mujeres, debido a que en México, se estima que la incidencia de es de dos al cinco por ciento de la población; sin embargo, debido a la falta de conocimiento de la fibromialgia en la población y entre los médicos, no todas las personas que la padecen son diagnosticadas.

“Hemos observado que las pacientes vienen de un peregrinaje largo, en el que se les ha dicho que no tienen nada, entonces pasa mucho tiempo antes de que sean diagnosticadas, en promedio siete años”, señaló la especialista.

No hay una causa específica que provoque esta enfermedad, pero se sabe que la predisposición genética es uno de los factores de riesgo. Además los pacientes también suelen tener historias de gran estrés.

La fibromialgia es un padecimiento complejo, pues de 20 al 80 por ciento de las pacientes con la enfermedad también sufren depresión y de 20 a 40 por ciento tienen trastornos de ansiedad.

En general, a los pacientes se les atiende con antidepresivos, con moduladores de dolor y con tranquilizantes para que duerman mejor, así como con terapia psicológica que les ayude a manejar sus emociones.

También se les recomienda una dieta sin cafeína y con más ingesta de vegetales, asimismo, se les sugiere hacer ejercicio.

Fuente: Azteca Noticias

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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