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Murió el hijo del “rey” José Alfredo Jiménez Jr.

Murió José Alfredo Jiménez Jr,compositor, productor musical e hijo del cantante mexicano José Alfredo Jiménez, así lo dio a conocer la Asociación Nacional de Intérpretes en sus redes sociales. Fue esta mañana que el compositor perdió la vida a los 65 años víctima de un paro respiratorio fulminante, confirmó su oficina de prensa, a través de un comunicado. Caleb Ordoñez 

El deceso del hijo del gran compositor José Alfredo Jiménez se produjo a las 10:30 de la mañana en el hospital donde era atendido de diferentes males. 

Heredero de la pasión por la música que le dejo su padre, Jiménez Gálvez se desempeño en varias áreas de la música. Laboró en el departamento de mantenimiento en ingeniería de la RCA Victor de México y como productor realizó varios discos, 13 con la cantante María de Lourdes, 3 con Lola Beltrán, 5 con Lucha Villa, 1 con Lorenzo de Monteclaro y 1 con Tania Libertad además de 3 con la banda El Recordo de Don Cruz Lizárraga.

Actualmente era miembro del Consejo Directivo de la Sociedad de Autores y Compositores de México y además era representante de los herederos de todos los compositores fallecidos, a través del Catálogo de Oro de la SACM.

Amigos, músicos, cantantes y periodistas dieron la noticia por redes sociales.

A través de su cuenta de Twitter, en donde la ANDI informó la noticia, además de que aprovechó el espacio para enviar sus condolencias.

En los últimos años trabajó ampliamente en mantener vigente la imagen de su padre, José Alfredo Jiménez, a quien año con año preparaba un festival homenaje en su natal Dolores Hidalgo, donde la música, el folklor, tradición y la cultura se unificaban en honor del autor de temas como “El Rey”.

Como compositor, Jiménez Gálvez, destacó con tema como: “Herida sobre herida”, “La noche que me diste las estrellas” y “Me hace falta una pieza en coautorías con Juan Carlos Medina.

“Fugitivo” escrita en mancuerna con Reyli Barba es otra de sus creaciones, además de “No lo niego”, en coautoria con Mario Monge.

Al compositor, cuya obra fue interpretada por Pedro, Fernández, El Recodo, Tania Libertad y Los Abelardos, entre otros; le sobreviven su esposa, Verónica Meza; y sus hijos, María de Lourdes, José Alfredo, Verónica Sofía y Ángel Eduardo y su hermana Paloma Jiménez.

El funeral del miembro del Consejo Directivo de la Sociedad de Autores y Compositores de México se efectuará a partir de las 20:00 horas en Gayosso Sullivan.

Revista

Demasiado pronto para un smartphone: advierten sobre graves efectos en la salud mental de menores de 13 años

Un estudio global reciente ha encendido las alarmas sobre el impacto negativo de los smartphones en la salud mental de niños menores de 13 años. La investigación, publicada en el Journal of the Human Development and Capabilities, analizó respuestas autodeclaradas de casi 2 millones de personas en 163 países y encontró que cuanto antes un menor accede a un teléfono inteligente, más probabilidades hay de que experimente efectos perjudiciales.

Entre los hallazgos más preocupantes están el aumento de pensamientos suicidas, dificultades en la regulación emocional, baja autoestima y desconexión con la realidad. Los efectos fueron especialmente marcados en niñas.

“El uso temprano del smartphone suele implicar acceso prematuro a redes sociales, lo que a su vez puede desencadenar acoso digital, alteraciones del sueño y deterioro de las relaciones familiares”, explicó Tara Thiagarajan, autora principal del estudio y fundadora de la organización sin fines de lucro Sapien Labs, encargada del levantamiento de datos.

Un llamado urgente a la acción global

La contundencia de los resultados llevó a los investigadores a proponer restricciones internacionales que limiten el uso de smartphones y redes sociales a menores de 13 años. “Se requiere una acción inmediata y global para proteger a los niños de entornos digitales que aún no están preparados para gestionar con madurez”, afirmó Thiagarajan.

El estudio no solo se centró en indicadores comunes como ansiedad o depresión, sino que analizó aspectos menos explorados como la autoimagen y la capacidad de gestionar emociones, revelando una correlación directa entre el uso temprano de dispositivos y el deterioro del bienestar psicológico.

¿Qué pueden hacer los padres?

Expertos como Melissa Greenberg, psicóloga clínica del Princeton Psychotherapy Center, recomiendan iniciar conversaciones comunitarias entre padres para acordar de manera conjunta retrasar la entrega de teléfonos inteligentes a sus hijos. Iniciativas como “Wait Until 8th” («Espera hasta el 8vo grado» – Equivalente a 2do de Secundaria) permiten a las familias comprometerse colectivamente a posponer la entrega de dispositivos hasta después de los 13 años.

Asimismo, sugiere buscar escuelas con políticas estrictas sobre el uso de smartphones en campus o exigir cambios en los reglamentos escolares. Thiagarajan advierte que los padres no pueden enfrentar este problema solos: “Incluso si prohíbo a mis hijas usar redes sociales, estarán expuestas a ellas a través de otros niños en la escuela o eventos extracurriculares. Es un asunto social, no solo familiar”.

¿Y si ya tienen un teléfono?

Greenberg aconseja no caer en el pánico. “Si ya le diste un smartphone a tu hijo, puedes ajustar el rumbo”, asegura. Recomienda establecer controles parentales, desinstalar ciertas apps, cambiar a un teléfono básico o simplemente limitar el uso.

Para aquellos padres que enfrentan resistencia, sugiere esta frase:
“Cuando te dimos tu teléfono, no sabíamos todo lo que ahora sabemos sobre cómo podría afectarte. Los científicos están aprendiendo más cada día, y queremos hacer lo mejor para ti”.

Aceptar que también los adultos luchan contra el uso excesivo del celular puede ayudar a los menores a comprender que es una dificultad compartida.

Un punto de inflexión para la crianza

Investigadores como el psicólogo social Jonathan Haidt, autor del libro “The Anxious Generation”, coinciden en que retrasar el acceso a redes sociales hasta los 16 años es una de las mejores decisiones que pueden tomar los padres hoy.

La evidencia es clara: dar un smartphone a un niño antes de los 13 puede tener consecuencias serias y duraderas. En un mundo cada vez más digitalizado, tal vez la verdadera rebeldía —y protección— esté en apagar el teléfono.

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