El alcalde de la ciudad judío-árabe de Lod, situada en el centro de Israel, ha alertado del riesgo de «guerra civil» en la urbe, y ha pedido al primer ministro, Benjamín Netanyahu, que declare allí el estado de emergencia y despliegue a los militares, argumentando que la situación desborda a la Policía.
«Esta es la noche de los cristales rotos en Lod», ha advertido el alcalde de la urbe, Yair Revivo, en referencia al pogromo nazi contra los judíos alemanes en 1938, recoge Times of Israel.
«He pedido al primer ministro que declare el estado de emergencia en Lod. Que llame a las FDI. Que imponga un toque de queda. Que restaure la tranquilidad», ha explicado el alcalde, que ha advertido de la existencia de «una Intifada de árabes israelíes» y ha lamentado que «todo el trabajo» realizado durante años para lograr la convivencia «se ha ido por el desagüe».
«Una pérdida total del control»
«Todo Israel debería saber que esto es una pérdida total del control», aseguró el político, que denunció la quema de sinagogas y de cientos de coches, mientras «cientos de matones árabes deambulan por las calles». «La guerra civil ha estallado en Lod«, subrayó.
Revivo indicó que la comunidad nacionalista ortodoxa de la ciudad tiene armas y que, aunque les implora que vuelvan a casa, «es comprensible que quieran proteger sus hogares», señaló, al tiempo que calificó la situación de «incendiaria».
Por otro lado, ha dirigido un llamamiento a la calma a los árabes de la ciudad, ubicada a unos 15 kilómetros al suroeste de Tel Aviv, enfatizando que «no les hemos hecho nada».
En definitiva, el alcalde aseveró que «esto es peor que los misiles de Gaza» y que «no ha habido nada como esto en la historia de Israel».
Justo antes de la medianoche del martes, Netanyahu anunció que los batallones fronterizos de Judea y Samaria, término israelí para Cisjordania, serán redistribuidos «inmediatamente» para «restaurar la ley y el orden en Lod y en todas las partes del país».
Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza
La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.
Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.
En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.
Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.
Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.