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Nadie negocia conmigo declinaciones: Peña Nieto

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El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, afirmó que no negocia con nadie la declinación de José Antonio Meade a favor de Ricardo Anaya para hacer frente a Andrés Manuel López Obrador.

El político mexiquense, entrevistado luego de su participación en la Cumbre de financiamiento a la vivienda Infonavit 2018, aseguró que él está dedicado a trabajar como presidente, mientras que los candidatos y sus campañas corren en otro camino.

“Veo que no veo nada, veo que no veo… veo que no veo, solo ustedes ven, no sé qué ven, ven equivocadamente. Veo que no veo y nadie negocia conmigo. Yo soy el presidente. Los candidatos y sus campañas corren en otro camino. Yo soy presidente de la República y estoy dedicado a trabajar”, declaró.

López Obrador afirmó el martes que los empresarios Alberto Baillères González, Germán Larrea, Claudio X. González, Alejandro Ramírez y Eduardo Tricio se reunieron con Anaya para unirse con el presidente Peña y a Meade.

Claudio X. González preside el Consejo de Administración de Kimberly-Clark, mientras que Alberto Baillères es dueño del Grupo Bal, que engloba a empresas como El Palacio de Hierro y Petrobal. Alejandro Ramírez es director general de Cinépolis, la mayor cadena de cines del país, y Germán Larrea es el CEO y principal accionista de la empresa minera Grupo México.

Al respecto, Javier Lozano, vocero de la campaña de Meade, reconoció que hay presión del sector empresarial para que tanto el abanderado de la coalición ‘Todos por México’, como la aspirante independiente Margarita Zavala, declinen en favor de Anaya.

Incluso el candidato de la coalición ‘Por México al Frente’ ha reiterado su llamado al voto útil a los ciudadanos que militen en otros partidos o no tengan ninguna afiliación y aclaró que ese llamado no es a las cúpulas ni a Meade.

Tanto Anaya como Meade han negado que haya intención de unirse el uno al otro.

El Financiero

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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