Las campañas transcurrían en calma, demasiada calma, hasta que los criminales decidieron hacerse notar como poder fáctico que son y sencillamente hicieron desaparecer al candidato a la presidencia municipal de Guadalupe y Calvo, Jaime Orozco Madrigal.
Hasta el momento se desconoce si Jaime Orozco está en manos de criminales o si simplemente atraviesa una situación desesperada y decidió ocultarse. Lo único que se sabe es que no aparece y sus familiares lo buscan desesperadamente.
La Fiscalía, como siempre, se apresuró a maquillar los hechos y su versión se mantuvo en zig-zag que iba del levantón a la simple “ausencia” de Jaime Orozco Madrigal. Sus familiares temen lo peor.
Así se visibiliza lo que ya era evidente: El total involucramiento del narco en los procesos electorales, donde seguramente entró su dinero, sus contactos y su influencia, pero ahora ya también empezaron a utilizar la fuerza de las armas para imponer candidatos a su antojo.
Recientemente Rubén Gándara, precandidato a la alcaldía de Saucillo, también renunció por amenazas del crimen, mientras que las autoridades simplemente aceptaron dicha renuncia como un trámite más, sin que se esclareciera nunca quiénes son aquellos que imponen sus balas sobre nuestros votos y que deciden quienes nos gobiernan, a veces con métodos sutiles y a veces con métodos violentos como este. Estamos en una narcocracia.
Y es que todo se quiere hacer con un dedo, desde designar candidatos y gobernantes hasta tapar el sol, pero lo cierto es que nos reportan que en Guadalupe y Calvo la gente se encerró en sus casas y la tensión reina en la región.
Apenas se reponían del trauma de la toma del pueblo de diciembre, cuando grupos armados hicieron de Guadalupe y Calvo un campo de batalla que dejó once muertos mientras las autoridades negaban todo desde la capital y entonaban la poco graciosa canción de “son rumores, son rumores”.
Este no es el primer caso de intervención abierta del narco, pero es muy probable que tampoco sea la última, pues en muchos de los municipios serranos es un secreto a voces el fuerte nexo de las autoridades con los criminales, cuando no son ellos mismos, los alcaldes y jefes de policía, quienes encabezan las células criminales.
Así, la autoridad en la Sierra y quizá en muchas otras regiones del Estado, no se impone con votos ni con voluntad popular, la democracia es algo que en Chihuahua creemos conocer y en aquellas regiones ni han oído hablar de ella, sencillamente no existe, digan lo que digan.
Lo triste para la Fiscalía es que apenas estaban difundiendo la detención de varios integrantes de una banda, a quienes acusan de trata de blancas y los responsabilizan por los feminicidios del arroyo “El Naranjo”. La difusión mediática de estas detenciones se asfixió entre el ruido del levantón.
Y siguiendo con el tema de seguridad pública y campañas, hay expectativa sobre la permanencia de Heliodoro Juárez y Julián Leyzaola al frente de las direcciones de seguridad pública de Chihuahua y Juárez, respectivamente.
Hay quienes consideran que incluso si el PAN ganara alguno de estos municipios, podría considerarse la permanencia de los actuales jefes policiacos, y ven más probabilidades de que eso suceda si ganan los candidatos del PRI.
La permanencia se sustentaría en los resultados, pues las autoridades insisten en que los hay. Es cierto que han disminuido las ejecuciones, pero analistas aseguran que esto no se debe a la acción policiaca ni a ninguna decisión de la autoridad o las fuerzas de seguridad, sino al reacomodo de fuerzas criminales, menos violento, que hay en Chihuahua y Juárez, mientras que en la región centro-sur y la Sierra, los balazos siguen a todo lo que dan y la situación parece empeorar.
Y pasando a los temas netamente electorales, insistimos, Miguel Riggs es un candidato ciudadano, demasiado ciudadanos, y es que hace falta tener una sensatez muy limitada para caer en las provocaciones de Manuel Narváez, máxime cuando ya se veían venir.
Resulta que Manuel Narváez, fiel a su papel de patiño en estas elecciones, llamó a un noticiero radial para interrumpir una entrevista que le hacían a Miguel Riggs y enzarzar los ánimos del joven basquetbolista, provocándolo con una actitud de fayuquero en la que Miguel cayó de pechito.
Lo peor es que estas provocaciones hacía mucho tiempo que estaban anunciadas, ya las esperaban, pero nadie atinó a darle unos consejitos al muchacho para que no se dejara hacer bullying. El agarrón fue hilarante, Manuel Narváez insistiendo en que decline a su favor y Miguel Riggs enardecido respondiendo con todo. Ignórenlo, diría mi abuelita.
Y tal parece que Miguel Riggs no piensa recular en el asunto de los drones, al contrario, ha insistido en que son una opción viable para la seguridad de la capital, tanto así que se rumora que podría traer a la capital una demostración de drones baratitos pero funcionales ¿Será? Recuerde que cualquier cosa que vuele y no esté tripulada puede considerarse un drone.
El otro patiño es Emilio Flores, pero este, a diferencia de Narváez, sí puede irse de la contienda con unos diez mil votos en la bolsa, los de la honra al menos, y es que cuenta con el respaldo de su suplente, el “pastor” Jorge Ortega, quien trae detrás a los grupos evangélicos, altamente involucrados y politizados.
Esto ya inquietó en la campaña de Javier Garfio, pues pensaron que solo podría robarle votos a Riggs, por ser ex panista, así que Garfio ya anda aprendiéndose los aleluyas y los salmos más adecuados para ganarse a estos grupos.
Otro que necesita rogarle a Dios, o al menos al PRI es Héctor Barraza, pues este personaje ya cumplió su propósito que era vender su alma a Garfio y disolver a lo que quedaba del PRD en Chihuahua, así que ya a nadie le importa, y se notó fuerte durante el debate, en el que estaba solo con su alma.
Los lugares reservados para la gente de Héctor Barraza no se llenaron, y eso que va con el logo del PRI, partido amante de hinchar hasta reventar los eventos para mostrar fuerza. Todo apunta a que los mismos priístas emitirán voto cruzado contra Barraza, pues no lo quieren ni en su casa. Joaquín Sotelo anda contentísimo.
Los que aseguran que no andan tan contentos, son el gobernador César Duarte y el alcalde Marco Quezada. La raza, siempre ponzoñosa, se empeña en asegurar que traen pleito, pues aunque es de todos sabido que no guardan la mejor relación, también es claro que tienen la madurez para entender que es el peor momento para pleitos internos.
César Duarte y Marco Quezada llevan ya casi tres años de armonía, quizá tensa en algunos momentos, como es natural entre dos gobernantes, pero siempre madura, profesional y cordial. Ambos son personajes muy experimentados como para dejarse llevar. Ha de ser puro chisme.
You must be logged in to post a comment Login