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Netflix: Nuevo modelo de suscripción mensual incluyendo anuncios a cambio de reducir precio

Netflix sumó en el tercer trimestre del año 2.4 millones de nuevos usuarios según su último informe de cuentas trimestral, que superó las expectativas de la propia compañía, ya que había previsto aumentar su base de clientes en tan solo un millón de abonados.

El gigante del «streaming» ha logrado en este periodo 1.398 millones de dólares en beneficios netos y ha conseguido revertir la tendencia que venía arrastrando en los últimos meses, con una perdida constante de clientes que llevó a que su cotización bursátil sufriera el mayor hundimiento de su historia.

Tras la publicación de los resultados, el valor de las acciones de la empresa con sede en Los Gatos (California, EE.UU.) subió hasta el 10 % en las operaciones posteriores al cierre de los parqués neoyorquinos.

Precisamente hace unos días, Netflix anunció un nuevo modelo de suscripción mensual que incluye anuncios a cambio de reducir su precio para así retener a una base de clientes que supera en la actualidad los 227 abonados.

«Mejorar nuestra estrategia de precios es un objetivo importante», explicó la empresa en una carta dirigida a los inversores, en la que argumentó que los 12 países en los que se implementará la nueva oferta este mes de noviembre suponen el 75 % de mercado global.

De esta manera, Netflix espera «aumentar sus ingresos y beneficios» gracias a dos factores: Lograr nuevos abonados y que aquellos usuarios que comparten una cuenta entre varios hogares se decidan por un plan individual más barato.

Así, para los últimos meses del año se ha propuesto sumar 4,5 millones de clientes.

En lo que respecta a los beneficios del tercer trimestre del año, la empresa logró 1,398 millones de dólares, un dato ligeramente más bajo que el mismo periodo del año pasado, cuando recaudó 1.449 millones.

Sin embargo, su facturación total continúa estancada en los 7.926 millones de dólares y la previsiones para el próximo trimestre estiman que se quedará en los 7.776 millones.

«Después de un primer semestre lleno de desafíos, creemos que vamos por el buen camino para acelerar el crecimiento. La clave es agradar a los miembros y por eso nos centramos en ganar la competencia a diario. Cuando nuestras series y películas emocionan, se lo cuentan a sus amigos y más gente decide quedarse con nosotros», argumentó la carta.

Entre los títulos recientes de más éxito, Netflix citó «The Jeffrey Dahmer Story», «Stranger Things S4», «Extraordinary Attorney Woo», «The Gray Man» y «Purple Hearts».

«Si bien hemos cometido nuestros errores, también hemos logrado crear un amplio catálogo de series y películas para cualquier estado de ánimo o gusto, de increíbles narradores de todo el mundo», celebró la compañía en tono triunfal.

Desde que a principios de este año comenzaron a llegar las señales de estancamiento en Netflix los fundadores de la empresa, Reed Hastings y Ted Sarandos, prometieron «ajustar su estructura de costes» para que se adaptara a su «tasa de crecimiento actual».

Además de despedir a más de 300 empleados, la compañía firmó un contrato con Microsoft para introducir publicidad en su servicio, algo que comenzará el mes que viene.

Su siguiente objetivo será que las cuentas compartidas entre varios hogares se traduzcan en abonos individuales.

Para ello ya está cobrando un extra en Chile, Costa Rica y Perú por compartir claves de acceso y ha desarrollado una aplicación que permite transferir el perfil de una cuenta común a otra individual manteniendo el historial de visualización y las recomendaciones.

Con 227 millones de clientes, Netflix es la principal plataforma de «streaming» en el mundo, aunque es difícil hacer una comparación en un mercado cada vez más saturado.

Amazon, por ejemplo, solo reconoce que 200 millones de clientes reproducen video en su plataforma de comercio electrónico. Y Disney suma más de 220 millones de abonados entre sus diferentes plataformas: Disney+, Hulu, Star y ESPN+. Apple, por su parte, reúne a más de 40 millones de usuarios de Apple TV+.

 

Opinión

El G20: ¿Progreso real o más promesas vacías? Por Sigrid Moctezuma

Hablar del G20 es hablar de una oportunidad única: una reunión que pone sobre la mesa problemas que afectan directamente nuestras vidas, como la pobreza y el cambio climático. Pero, ¿Estamos realmente avanzando o seguimos atrapados en las buenas intenciones?

En pleno 2024, más de 700 millones de personas en el mundo viven con menos de 2 dólares al día, y el cambio climático sigue empujando a millones al borde de la desesperación. Según la FAO, en 2023 hubo un aumento alarmante de 122 millones de personas que enfrentan inseguridad alimentaria debido a conflictos y fenómenos climáticos extremos. Estas cifras no son abstractas; son vidas humanas, historias de lucha diaria que rara vez llegan a los titulares.

Erradicar la pobreza no es simplemente “dar más dinero”. Se trata de atacar la raíz del problema: desigualdades históricas y estructuras económicas que privilegian a unos pocos. Por ejemplo, los países del G20 representan el 85% del PIB mundial, pero también son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una contradicción enorme: quienes tienen más recursos para ayudar son también quienes más contribuyen al problema.

También es fácil hablar de «transición energética» y «economía verde», pero ¿Qué significa esto para alguien que perdió su casa por un huracán? En México, por ejemplo, los desastres naturales generaron pérdidas económicas por más de 45 mil millones de pesos en 2023. Y mientras tanto, los países más contaminantes siguen retrasando acciones contundentes, como reducir su dependencia de los combustibles fósiles. ¿Por qué? Porque aún les resulta más barato contaminar que invertir en soluciones sostenibles?.

¿Qué se debería hacer?

Las soluciones están claras, pero falta voluntad política. El G20 propone algunas ideas interesantes: redistribuir recursos, apoyar economías locales y fomentar la innovación tecnológica para reducir desigualdades. Pero todo esto suena a más promesas, a menos que veamos medidas concretas. ¿Dónde están los fondos para las comunidades más vulnerables? ¿Por qué no se prioriza la educación y la formación laboral en zonas desfavorecidas?

Como sociedad, necesitamos exigir que las grandes cumbres dejen de ser solo escenarios de fotos grupales. Los líderes globales deben recordar que detrás de cada estadística hay una persona que sufre, pero también que sueña con un futuro mejor. Si no empezamos a construir ese futuro ahora, ¿cuándo lo haremos?

El G20 no es la solución mágica, pero puede ser un catalizador. Si los compromisos se traducen en acciones reales, estaremos un paso más cerca de un mundo más justo. Si no, solo estaremos alimentando un ciclo de discursos vacíos que poco tienen que ver con las necesidades reales de la gente.

¿Qué opinas tú? ¿Crees que estas cumbres realmente cambian algo o son puro espectáculo?

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