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México

Niños podrán usar falda como uniforme en escuelas de la CDMX

En búsqueda de generar condiciones de mayor igualdad y equidad desde la infancia, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México anunció este lunes, la implementación de una nueva medida que ha sido nombrada Uniforme Neutro y será aplicada en las escuelas primarias.

Según explicó Sheinbaum, la finalidad de impulsar este proyecto es que en instituciones educativas se deje de categorizar al estudiantado por las prendas que se les asignan del uniforme; es decir, se busca que para las niñas no sólo exista la posibilidad de usar falda, y que los niños también puedan elegir entre ésta y el pantalón.

Al dar el anuncio, la jefa de gobierno declaró que los uniformes de cada plantel seguirán siendo los mismos pues según argumentó, madres y padres de familia desean que así sea, pero resaltó que es importante dejar atrás la época en que las mujeres estaban obligadas a usar falda.

No es necesario que las niñas siempre usen falda. Si las adultas nos vestimos con falda o pantalón, ¿por qué las niñas no pueden?

Finalmente la mandataria declaró que la intención es que lograr una convivencia con mayor equidad, que no categorice a las y los estudiantes por la ropa que usan.

Excelsior

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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