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Salud y Bienestar

¡Oh no! Estas son las 10 botanas más dañinas en México

La Procuraduría Federal del Consumidor (Pofeco) dio a conocer una lista de frituras y botanas que se ofertan en el mercado mexicanos y podrías ser consideradas más dañinas para niños.

Lo anterior, debido a su alta cantidad de sodio que podría provocar daños a la salud si su consumo es cotidiano, como diabetes e hipertensión.

Cabe mencionar que, pese a la colocación de un sello que advierte sobre el exceso de sodio en este tipo de productos, la venta de estos alimentos no ha disminuido.

La Profeco encontró que al menos 10 de estos productos contienen niveles que se consideran dañinos para el consumo.

A continuación, la lista de frituras con mayor cantidad de sodio, según la dependencia:

  • Takis originales: dos mil 542 miligramos de sodio
  • Runners: dos mil 164 miligramos de sodio
  • Cheetos Torciditos: mil 600 miligramos de sodio
  • Totis Donitas: mil 479 miligramos de sodio
  • Qué Totis: mil 418 miligramos de sodio
  • Quesabritas: mil 289 miligramos de sodio
  • Fritos: mil 250 miligramos de sodio
  • Susalia Horneadas: mil 062 miligramos de sodio
  • Doritos Nachos: mil 004 miligramos de sodio
  • Churrumais: 979 miligramos de sodio

Estos productos, en paquetes de 100 a 300 gramos, contienen entre mil hasta dos mil 500 miligramos de sodio por empaque, que supera la cantidad diaria de consumo.

La sal y sodio suelen ser confundidas, pero éste último es derivado de la sal y es más dañino, algunas de las enfermedades que puede provocar son:

  • Accidentes cerebrovasculares
  • Enfermedades cardiovasculares
  • Disminución de la cantidad de calcio en el organismo
  • Función inadecuada de los riñones
  • Hipertensión
  • Retención de líquidos

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir no más de cinco gramos de sal al día para los adultos, mientras para los niños debe ser más moderado, por lo cual estas “papitas” exceden por completo los niveles recomendados.

Caleb Ordoñez

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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