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«No les debemos nada a estados, diría que hasta nos deben», afirma AMLO

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Ante el amago de los gobernadores que integran la Alianza Federalista de romper el pacto fiscal debido al argumentar que la Federación no les entrega los recursos que les corresponden, el presidente Andrés Manuel López Obrador aclaró que no se les debe nada y que incluso hay entidades con adeudos.

En Palacio Nacional el mandatario explicó que la intención de los mandatarios de acabar o modificar el pacto federal debe ser mediante una reforma constitucional, pues aclaró que los recursos que se les asigna es con base en la Constitución, por lo que descartó que sea por orden del Ejecutivo y llamó a evitar la manipulación de la información.

“Algunos gobernadores plantean romper el pacto federal. Yo explicaba que esto tiene que ver con la constitución, que no es un asunto personal, no es conmigo, sino con la constitución. El presupuesto no se distribuye a capricho. Explico esto para que no haya manipulación”, dijo.

Aclaró que su administración actúa en el marco de la legalidad y respeta la Carta Magna, por ello reiteró que cualquier modificación en los recursos debe ser con base en la aprobación de una reforma constitucional y no mediante quejas.

Ante este panorama, López Obrador enfatizó que si bien existen diferencias con el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, el gobierno de éste ha recibido en tiempo y forma los recursos que por ley le corresponden.

“Tiene que haber una reforma constitucional y no decir: ‘no nos dan lo que nos corresponde’ o ‘como somos opositores al presidente no se nos entrega lo que nos corresponde’. Nosotros actuamos en el marco de la legalidad y se respeta la Constitución y puedo decirles a los ciudadanos de Jalisco que no le debemos nada al gobierno, que le entregamos puntualmente sus participaciones”, aseveró en Palacio Nacional.

Fuente: Excelsior

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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