Diego Fernández de Cevallos, el “Jefe” Diego, aseguró que no se avergüenza de sus amigos que fueron a la fiesta que organizó en su casa, con motivo de su cumpleaños, y que desató una serie de críticas.
El candidato presidencial panista en 1994 exigió respeto para su fiesta, a la que, dijo, estuvieron invitados personajes de distintas ideologías y partidos políticos, entre los que destacaron los expresidentes Carlos Salinas de Gortari (PRI) y Felipe Calderón Hinojosa (PAN).
Además, consideró una imprudencia de la delegada en Miguel Hidalgo (Ciudad de México), Xóchitl Gálvez, una de las invitadas, quien “periscopeó” aspectos de la celebración por el cumpleaños 75 de Fernández de Cevallos en Jerécuaro, Guanajuato.
Yo qué culpa tengo. Era una reunión privada, pero la señora delegada Xóchitl Gálvez es muy inquieta y de una reunión privada la hizo pública. Pues con la pena”, dijo el político, en entrevista con Adela Micha en Grupo Imagen Multimedia.
Así justificó el “Jefe” Diego la presencia de sus “mil invitados” en su rancho de Jerécuaro:
“Soy un convencido de que México necesita que sus hijos sepamos entender que en la pluralidad está la riqueza de México, donde todo mundo pueda tener sus ideas, sus principios, sus valores, sus ideologías, sus senderos; que cada uno respondamos de lo que hacemos y de lo que decimos, pero que no sea la discordia, que no sea el encono, lo que nos separe; que podamos también tener reuniones entre diferentes y que eso ojalá cunda y ojalá en todo México sea costumbre que los más confrontados en la vida política se puedan poner a platicar con amabilidad en concordia, porque sólo un país unido sale adelante.
A esas comidas que hago anualmente van ricos y pobres, van funcionarios y van profesionales, van militantes de partidos y simpatizantes; de todas las ideologías, de todas las religiones. Entonces, yo digo que no tiene por qué asumirse que si yo estoy platicando contigo, tú tienes que pensar igual que yo y yo igual que tú; pues al revés: puede ser la diferencia la que me da la riqueza a mí, de ver cómo piensas tú diferente en algunos temas y cómo me puedes dar ideas para que yo cambie o mejore, y viceversa.
“Todos nos podemos ayudar en un diálogo en donde no sea el rencor lo que mueva, lo que impulse, cualquier vida privada, familiar o pública.”
Y ante las críticas, señaló:
Hay personas que tienen en la vida tanto rencor que sólo pueden dar veneno, y eso no es correcto en la vida. Yo creo que la firmeza de las convicciones, la fortaleza de los ideales, el compromiso con la causa que cada quien quiera abrazar, no debe ser pretexto de discordia, de violencia contra los demás y de desprecio por el que piense distinto.”
Excelsior