Tienen solo entre 6 y 16 años, pero ya entrenan con viejas escopetas o armas construidas de madera. En un pequeño poblado de la montaña baja del estado de Guerrero, al sur de México, un grupo de niños entrena con la policía comunitaria. Mientras el 30 de abril en el país se celebra el Día del Niño, estos menores le dijeron a CNN que la guerra del crimen organizado no les ha dejado otra opción que defenderse. A ellos, a su pueblo y a su familia.
«Entramos porque Los Ardillos quieren acabar con todo lo de aquí. Nosotros estamos aquí para defendernos, nada más, no para ser delincuentes. Nosotros tomamos las armas porque necesitábamos defendernos de los grupos delictivos, quieren acabar con nosotros, con los de este pueblo», le dijo uno de los menores que integra la policía comunitaria a CNN.
Los Ardillos es uno de los 40 grupos del crimen organizado que operan en el estado de Guerrero, según un informe de The International Crisis Group, publicado en 2020. Estas bandas o cárteles, asegura la organización, han convertido el estado en el epicentro del crimen organizado en México.
Participan en la producción y el tráfico de drogas, sobre todo heroína para el mercado de Estados Unidos, indicó el reporte. También en otros hechos delictivos, entre ellos la extorsión. En zonas como Ayahualtempa, además, se registran violentas batallas por el control del territorio. CNN tuvo acceso a las entrañas de estos poblados ubicados entre las montañas de México.
Y en la mitad de la guerra del crimen organizado, están ellos, los niños. «Me gustaría que fuera mi vida muy bien, pero como el grupo delictivo Los Ardillos no nos dejan vivir en paz…», dice otro de los menores.
Según explicaron los niños, sus padres aceptaron que se integrarán a la policía comunitaria. Se trata de un grupo de civiles, no vinculados a las fuerzas de seguridad, que vigilan este pequeño poblado. Todo con el objetivo de evitar la acción del crimen organizado.
«Me gustaría en vez de estar aquí con las armas, me gustaría seguir estudiando. Pero pues no se puede, y la escuela está en territorio de donde están Los Ardillos y pues no podemos ir ahí», menciona uno de los niños.
El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, lamentó el hecho y señaló que son actos innecesarios. Astudillo agregó que en la región existen varios puntos de seguridad con miembros de la policía estatal.
Pero estos niños piensan lo contrario y por eso piden ayuda. «Que nos venga a apoyar en el resguardo, porque la escuela que está, la secundaria, está cerca del enemigo», responden.
Y si todo sale bien y si consiguen el futuro que quieren, algunos de ellos piensan que cuando sean grandes quisieran ser policías, o maestros, o doctores. «Para así defender a mi pueblo, defender a mi familia», agregó uno. «Para ayudar a los enfermos», dice otro.
Para ellos la celebración del Día del Niño queda aplazada y no porque no les guste… sino porque en este momento lo que están intentando es sobrevivir a una guerra que no es suya.