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«No recibimos perros de familias comunistas»: La insólita prohibición de la dueña de un albergue canino en Perú

Ni los perros se han escapado del intenso y polarizado clima electoral en Perú, a casi una semana de la segunda vuelta que definirá si la derecha o la izquierda se queda con la presidencia de ese país.

Todo comenzó cuando días atrás Camila Lucioni Struque, dueña de un lugar de hospedaje y rehabilitación canina llamado ‘Perrotel Hotel Boutique’, compartió varios mensajes xenófobos y discriminatorios en su cuenta de Facebook, que desactivó tras el rechazo que generaron sus escritos. A pesar de que sus publicaciones ya no pueden verse en línea, varios usuarios hicieron capturas y las viralizaron.

«No recibimos perros de familias comunistas. Amamos los animales y por experiencia sabemos que en Venezuela, por hambre, han tenido que comerse a sus mascotas», fue el primer post de Lucioni Struque, perteneciente a una familia que maneja un conglomerado de empresas de importación de aparatos electrónicos.

Además del área empresarial, los Lucioni también se ha desempeñado en la política. En 2005, Guido Lucioni Struque, hermano de Camila, fue relacionista público del expresidente Alberto Fujimori durante su estadía en Chile, antes de ser extraditado en 2007, según La República, y también fue candidato al Congreso en tres oportunidades (2000, 2006 y 2011) por el fujimorismo.

«Vamos a estar llenos de ‘terrucos'»

Tras su primer texto, Lucioni colgó otro más extenso donde, ante las dudas, aclaraba la veracidad de lo que había dicho y agregaba más detalles.

«Si este país se vuelve comunista, vamos a estar llenos de terrucos [abreviatura despectiva de terrorista, que suele asociarse de manera discriminativa con los simpatizantes de la izquierda, a los que se relaciona con los movimientos armados] y mis negocios, mi ONG y mi albergue dejará de existir».

Más adelante continuó: «Para qué quiero clientes ignorantes, (…) si voy a tener que salir del país, si se contara solo con el voto de estos parásitos», dijo en alusión a un eventual triunfo del candidato presidencial izquierdista Pedro Castillo.

La animalista también dijo que podía publicar lo que le diera la gana porque estaba «en Perú, no en Venezuela». Y agregó: «Yo puedo irme, gracias a Dios, pero tú, acomplejado, terminarás buscando comida de la basura como en Venezuela y otros países más».

Lo expresado por la empresaria, que tiene varios albergues caninos, ha servido para acuñar el término de «perruqueo», que resulta de la unión de las palabras perro y ‘terruqueo’, una palabra que se usa en Perú para discriminar a personas relacionadas con la izquierda, al atribuirles vínculos con grupos armados sin que exista comprobación alguna.

Reacciones en contra del «perruqueo»

Entre la oleada de comentarios en repudio está una advertencia del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi), autoridad nacional de protección al consumidor e integrante de la Comisión Nacional contra la Discriminación.

La institución colgó en su cuenta de Twitter un comunicado donde «rechaza enérgicamente todo acto de discriminación que afecte los derechos de los consumidores por motivo de raza, ideología, idioma, religión o cualquier otra razón» y «exhorta» a la empresa a «cumplir con la norma que busca proteger a la ciudadanía de actos discriminativos». De no hacerlo, podría acarrearle una multa de 1.980.000 soles (unos 512.000 dólares).

Las expresiones de discriminación de la derechista, que han sido catalogadas de racistas, xenófobas y clasistas, se viralizaron en las redes donde se posicionó la tendencia #NoAlPerruqueo. Los internautas se valieron de memes y comentarios en tono de broma para expresar su indignación.

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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