México tiene tres nuevos partidos políticos, tres nuevas opciones para los ciudadanos, que no parecen ser más que más que lo mismo: Uno parece ser soportado por grupos evangélicos, otro por expanistas afines a Felipe Calderón, y el tercero, el Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, encabezado por el candidato eterno Andrés Manuel López Obrador.

De entrada parece que el PAN quiere tener sus partidos satélites, igual que Panal y PVEM del PRI, para así regalarles votos sobrantes y acaparar plurinominales. Hasta ayer nadie había escuchado de esas agrupaciones políticas y ahora parece sólo un reacomodo de piezas entre los pillos de siempre.

El caso de Morena es distinto. Ya tiene una amplia base en todo el país y fue el único que se constituyó por asambleas estatales, no distritales, ya que AMLO no ha dejado de estar en campaña ni un solo día, y tiene punto a favor que podrían dejarlo en una posición fuerte para las próximas elecciones. Ahora reunió 4 mil afiliados, la mitad de los que tiene el PAN, nada mal para un partido recién creado.

La ciudadanía, incluso los de izquierda, están hartos del ‘Peje’, pero muchos de ellos están contemplando votar por él ante el hartazgo que han generado PRI, PAN, PRD y demás, principalmente por las reformas que no acaban de convencer, y que a la fecha no han dado resultados favorables en ningún sector, sino todo lo contrario. Quizá la próxima elección federal sea PRI-Morena, aunque el PRI se muestra cada vez más sólido, le moleste a quien le moleste.

Donde no hay nada de solidez es en el programa Sin Hambre, el cual se ha vuelto una pifia en gran parte de la entidad, y ya han afiliado a más de 25 mil familias con tarjetas que les dan derecho a 3 mil 300 pesos trimestrales de productos en las tiendas Diconsa, pero el problema es que el saldo expira el 20 de julio, según rumores aún no confirmados, y existen muchas familias desesperadas por adquirir ya su mandadito.

La Cruzada sin Hambre, un refrito de los programas asistencialistas que buscan amarrar votos y que jamás han sacado a nadie de la pobreza, está siendo operado por funcionarios que gastan más en viáticos y difusión que en acciones reales contra la miseria. No esperen resultados más que en las urnas.

Y es que muchos funcionarios ya están sintiendo el ambiente vacacional, pues si de por sí a muchos no los hallan en sus oficinas, ahora menos. Pero algunos andan bastante preocupados pues el gobernador César Duarte dijo, medio en broma medio en serio, que replanteará su gabinete antes de su cuarto informe de actividades.

Duarte puede presumir buenos resultados en materia de seguridad. Hay quienes dicen que la seguridad la dictan los capos, no las autoridades, hay quienes dicen que no, pero sea como sea Chihuahua es hoy más tranquilo y los pasos que se han dado en la materia han sido adecuados, pero preocupa que sigue habiendo matanzas, violaciones, robos y todo, a tasas que siguen siento alarmantes, no tanto como antes, pero alarmantes todavía. Poco a poco, vamos por buen camino.

El gobernador Duarte también quiere centrarse ahora en materia económica, y para eso ha cumplido con su papel que es atraer inversiones y facilitar negocios. Se le puso difícil, pues las nefastas reformas laboral y hacendaria han mermado gravemente a la economía chihuahuense en todos los sentidos.

También preocupa la falta de compromiso de los empresarios chihuahuenses y mexicanos en general, que no le apuestan a la creatividad y al emprendedurismo, pues todo lo quieren hacer con tranzas, ganancias seguras y sin invertir casi nada. Tenemos un empresariado cobarde y oportunista (con sus honrosas excepciones), que critica pero no se pone las pilas. También eso hay que ver.

Como ya se lo habíamos explicado, la reforma de telecomunicaciones tiene dos caras: una buena y una mala. A Slim y la telefonía le amarraron las manos y aprobaron notables beneficios para las familias chihuahuenses. Ahí no hay queja. El problema es que amarraron a Telmex, Telcel y otras empresas del grupo Carso para que Televisa pueda apropiarse de estos sectores y se consolide como el monopolio más poderoso del país, obligando a los mexicanos a tragarse si o si todos sus contenidos, sin alternativas ni competencia. Además preocupa el espionaje que se podrá hacer a los chihuahuenses sin ningún tipo de transparencia ni orden judicial. Ahora cualquier policía de cualquier corporación podrá saber qué dice, con quién habla, cuánto tiempo e incluso donde está exactamente donde está, sin orden judicial. Si lo quieren secuestrar o asesinar, lo hallarán en segundos.