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Policiaca

Ocho datos que convierten en casi imposible la deportación masiva propuesta por Trump

En Texas, el segundo estado más poblado del país, una deportación masiva dejaría una economía en pleno crecimiento sin casi 2 millones de habitantes y sin 1,500 millones de dólares en impuestos a la propiedad y comercio.
El aspirante republicano a la Casa Blanca Donald Trump dijo esta semana que su plan para los millones de indocumentados en EEUU era deportarlos masivamente y después hacer volver solo a «los buenos».
Expertos, activistas y estudios ponen de relieve lo costoso, gigantesco y casi imposible que sería una deportación masiva.
1. Una cifra millonaria de afectados
Deportar a los indocumentados en territorio estadounidense significa expulsar como mínimo a 11.3 millones de personas, según las últimas estimaciones del centro de investigación Pew. Seis de cada diez viven en Texas, Florida, Nueva York, Nueva Jersey e Illinois.
Más allá del mazazo demográfico que significaría para dichos estados, Trump no detalló la logística para localizar, procesar y deportar a más de 11 millones de personas. Sería como vaciar de repente la población equivalente de Wyoming, Vermont, Dakota del Norte, Alaska, Dakota del Sur, Delaware, Montana, Rhode Island, New Hampshire y Maine juntos.
2. Un sistema judicial ya colapsado
Los casos pendientes ante las cortes de inmigración casi se han triplicado en la última década: en 2005 había 184,598 expedientes pendientes de juzgar; el pasado mes de junio ya eran más de 450,000, según datos que recopila la Universidad de Syracuse.
“Las cortes de inmigración están tristemente mal financiadas”, asegura Beth Werlin, directora de políticas del grupo no partidista American Immigration Council. “Como resultado, ha crecido el trabajo acumulado y los retrasos; algunos individuos tienen que esperar un año antes de ser juzgados”. El promedio de espera es de 619 días en la última actualización, aunque se habla de que algunos casos no prioritarios podrían llegar a 2019 sin haberse resuelto.
3. Acuerdos con muchos países
La mayoría de indocumentados son mexicanos, pero en los últimos años se diversificó el origen. Hay más originarios de países del Caribe, Centroamérica, Próximo Oriente y África. Una deportación a gran escala implicaría demostrar el origen de los inmigrantes, tener acuerdos vigentes con estos países y enviarles de vuelta decenas de miles de personas.
“EEUU no puede hacer nada sin acuerdo con los países”, recuerda Philip Wolgin, uno de los responsables de inmigración del grupo progresista Center for American Progress. “Tenemos acuerdos con la mayoría de países en este momento, pero estaríamos hablando de una escala enorme de personas, de una logística alucinante”.
4. Familias rotas
Hay 16.6 millones de familias en Estados Unidos con algunos miembros que se encuentran en situación legal y otros sin regularizar. En caso de una deportación masiva, estos millones de hogares quedarían fragmentados.
“Tiene un coste económico, pero también un importante coste familiar para este país”, dice al respecto Wolgin, el investigador del grupo progresista. “Son millones y millones de familias que quedarían afectadas. Sería absolutamente devastador para las comunidades”.
5. Sectores devastados
En Estados Unidos hay más inmigrantes indocumentados que personas en situación de desempleo. Sectores como la agricultura, la construcción, la asistencia doméstica, la hostelería y la restauración tendrían problemas para encontrar quien haga el trabajo.
Los indocumentados trabajan principalmente en los servicios (33%), la construcción (15%), la producción (14%), el transporte (13%) y las ventas (13%), según un estudio de Pew Researchpublicado en marzo. Millones de puestos de empleo quedarían vacíos.
6. Coste económico de deportar
En 2010, el Center for American Progress, un centro de investigación progresista, calculó que deportar a casi 11 millones de personas costaría 285,000 millones de dólares, entre gastos de aprehensión, detención, procesamiento legal y transporte. “Hoy en día el coste por deportación costaría algo menos”, según Philip Wolgin, uno de los responsables de los datos. “Con la aplicación del programa Comunidades Seguras, se sistematizó el proceso”.
Sin embargo, una actualización del estudio sí apunta a un coste disparado en el caso de tener que deportar a los 5 millones de beneficiarios de la acción diferida. La salida de los jóvenes indocumentados que llegaron de niños al país tendría un coste de 10,070 dólares por persona.
7. La pérdida de millones en impuestos
Los más de 11 millones de indocumentados contribuyen colectivamente al país con 11,840 millones de dólares pagados a las autoridades estatales y locales. Lo reveló un estudio reciente de Institute on Taxation and Economic Policy, con datos del ejercicio fiscal de 2012.
8. Descontento entre algunos conservadores
El 72% de los estadounidenses cree que los inmigrantes indocumentados deberían tener opción para acceder a la ciudadanía, según un estudio de junio de Pew Research. Entre los republicanos, el 56% creía que tendría que haber una solución legal para los sin papeles que cumplieran ciertos requisitos.
Fuente: Univisión.

Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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