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Opinión

Opinión: La pandemia, un año después, por Nancy Anahí Toledo

Aquí estamos, un año después. Seguimos en cuarentena…pero ya no es igual.

¡Las cosas han cambiado, y mucho!

Siento que era otra pandemia, cuando me acuerdo que el estado de alerta en qué estuvimos los primeros meses, el miedo al virus, a su manera de actuar…dejando la ropa y zapatos en la entrada, desinfectando las bolsas del súper y cada cosa que venía del exterior. Aquellos días de estar completamente encerrados, en pijamas o ropa deportiva todo el día…porque “es algo temporal, cosa de unas cuantas semanas”.

¡Qué equivocados estábamos en eso y en muchas cosas!

Aquí estamos un año después. Tan acostumbrados al cubrebocas…tan adaptados a las nuevas normas. ¡Y tan convencidos que la vida debe seguir!

Que se puede vivir con un enemigo presente, qué hay formas de combatirlo, de prevenirlo…no hay necesidad ni ganas de seguir deteniendo el tiempo.

Es un récord para el mundo de la medicina haber logrado tener la vacuna a escasos meses de conocer el virus, aunque parecieron eternos ante la magnitud del daño que hizo al mundo entero.

Pero aquí seguimos.

Con mucha más resiliencia y esperanza que hace un año. Y sé que no solo hablo por mí, al decir que también estamos más conscientes de cuidar nuestra salud, incluida la mental y espiritual. Y de valorar la vida, propia y de quienes nos rodean.

Un año después, y mucho aprendizaje después. Llenos de esperanza de que las cosas mejoren, de que la vida tome su curso, con cuidados pero sin limitantes absurdos, con vacuna, con más tranquilidad, con menos miedo, con planes, y sobre todo con las mismas ganas de siempre de seguir vivos!

Nancy Anahí Toledo Rascón
Instagram @eso.pienso
Facebook Eso Pienso

Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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