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Opinión

Opinión: Regreso a la escuela, por Nancy Toledo

Se acabaron las vacaciones, llegó el momento de volver a la escuela, pero una vez más… en casa.

Empezamos el segundo semestre de este ciclo escolar, en la misma modalidad. Pero en realidad estamos por cumplir el año en esta situación, y aunque debo reconocer que no ha sido tarea fácil para ninguna de las partes involucradas (niños, maestras y mamás) cada vez mejora esta dinámica.

No digo que sea fácil y habrá quien opine completamente diferente, pero a pesar de que se empieza a hacer pesada esta carga, también es más sencilla de llevar. Y no crean que no me moría de ganas de seguir de vacaciones… de dejar a mis hijos estar en pijamas hasta tarde, de jugar a todo y nada.

Por un momento recordé lo que sentía de niña cuando sabía que volveríamos a la escuela… sí, es una sensación de perder la libertad y un poco de flojera de despertar temprano, trabajar más y hacer tareas, pero también había una emoción de un nuevo comienzo, de volver a ver a las maestras, a los compañeros (aunque sea a través de una pantalla en este caso). Esa emoción de un nuevo comienzo SIEMPRE la sentí también.

Entonces entendí que debía de agarrarme de esta parte emocionante y hacerlo así, ¡para mí también y para transmitírselo a mis hijos!

Bastante bien están tomando esta situación, bastantes cambios han resistido y se han adaptado para vivir de esta manera… ¡así que me motivé para hacerlo yo también!

No tendrán el mejor espacio para trabajar, no seré la mejor y paciente para enseñar, no estarán en la escuela físicamente, pero estoy tratando de que disfruten esta etapa, porque es la que les toca. Y así como yo recordé lo que sentía de niña, deseo que los niños de hoy también tengan ese recuerdo de emoción y nuevas experiencias.

¡Demos un jalón más! ¡Sí podemos! Les quiero transmitir ánimo a todos y desearles un feliz regreso a clases.

Nancy Anahí Toledo Rascón
Instagram @eso.pienso
Facebook Eso pienso

Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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