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Opinión

Opinión: Salvemos a quien puede salvar el mundo por Nancy Toledo

Cada vez que creo que ya nada me va a sorprender, aparece una terrible noticia con un hecho que me deja helada y sorprendida.

Cuido mucho lo que leo y veo en internet porque procuro mi paz mental…pero hay cosas que simplemente no puedes dejar de saber, y definitivamente son hechos que roban la paz del mundo.

Me rehuso a pensar qué hay tanta gente mala. Porque los actos que estamos viendo, están motivado por mucho rencor…odio escondido en otras palabras.

Estoy segura que la mayoría de ellos, han sido de alguna manera maltratados, porque no me cabe en la cabeza, que en la naturaleza de alguien -de tantos- exista tanta maldad.

Es una cadena de agresiones, en un mundo lleno de injusticias, y parece que lejos de disminuir, va en aumento. Más gente involucrada, y mucha más…dañada.

No tocó temas de este tipo, porque ni estoy enterada a detalle, ni me atrevo a opinar de cosas tan delicadas. Solo que me conmueve tanto, y esta es mi aportación.

Lo primero que debemos de hacer con nuestros hijos es QUERERLOS!!

Educarlos si, sensibilizarlos a lo que existe ahí afuera también. Pero primero que nada debemos llenarlos de AMOR!.

Los niños son lo más sagrado que la humanidad tiene. Cuídalos. Quiérelos. Edúcalos. Hazles sentir que pueden salvar el mundo…porque quizá, puedan hacerlo!

Hay que hacerles saber que el mundo es bueno, que la gente ama, que si te amas a ti mismo NADA te puede molestar, que si amas lo qué haces, a la naturaleza, a los que te rodean…nadie sería capaz de hacer daño y odiar a los demás.

Amor! Eso…eso es lo que le está faltando al mundo! Haz lo que te toca. Empieza por ti, por tu familia, por tus hijos. Hagámoslo por todos los niños, que son el presente y futuro del mundo.

Nancy Anahi Toledo Rascón
Facebook.com/esopienso
Instagram @eso.pienso

Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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