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Opinión

Opinión: Una vida con excesos, por Nancy Anahí Toledo

Creo que todos, de cierta forma, estamos viviendo una vida llena de excesos. No estoy hablando del “sexo-drogas-rockandroll” que caracterizó por mucho tiempo esta expresión.

Pero sí. Me atrevo a decir que todos estamos viviendo así. Con excesos.

Hay una infinidad de información que recibimos por segundo…siempre estamos leyendo mensajes, recibiendo noticias, viendo a detalle la vida de miles de personas, (conocidas o no). Nos llenamos la cabeza de tanto, tenemos exceso de estímulos de todo tipo qué resulta difícil saber cuál de todos nuestros “deseos” es real. O nuestro.

Son pocas las veces que tengo tiempo de ver una película o empezar una serie, y cuando lo hago, paso horas buscando opciones, leyendo reseñas, pidiendo recomendaciones…y hay taaaaaanto que ver, que no veo nada.

El exceso de opciones termina por matar mi momento deseado. Y creo que con este ejemplo nos podemos identificar todos, y también lo podemos llevar a otros aspectos de la vida.

Es bueno que haya un millón de posibilidades para todo. Pero no deja de ser abrumador el exceso. A veces vemos tantas cosas, tanta ropa, tantos viajes, tanta gente haciendo cosas diferentes, que esto termina llenándonos la cabeza, y dejamos de lado nuestro verdadero deseo. O en el peor de los casos, nuestro verdadero yo.

Se pierden las ganas y el tiempo de hacer lo que tú realmente quieres, por estar siguiendo este exceso de opciones y opiniones.

No digo que no debamos echar ojo por ahí, consultar, pedir ayuda o buscar inspiración…es solo que, a veces debemos de escuchar nuestra voz interior, y hacerle caso a las ideas propias…de poner la película! Claro que habrá otras más buenas, y más malas, o más largas. Pero al final de cuentas, todo es experiencia propia, y si tienes tiempo y ganas de hacerlo. Hazlo!!

Nancy Anahí Toledo Rascón
Instagram @eso.pienso
Facebook Eso pienso

Opinión

El tren. Por Raúl Saucedo

Por las vías de los recuerdos y el futuro

En la actual era de la inmediatez y la conectividad a nivel mundial, donde la información
viaja a la velocidad de la luz, es fácil olvidar la importancia de las arterias que mueven el
mundo físico: las vías férreas son ejemplo de ello. Los trenes como gigantes de acero que
surcan valles y montañas, no son sólo reliquias del pasado, sino fueron clave fundamental
para el desarrollo económico y social de las naciones, y México fue la excepción.
A lo largo de la historia, el ferrocarril ha sido sinónimo de progreso. Desde la Revolución
Industrial, las vías férreas han tejido lazos entre pueblos y comunidades, impulsando el
comercio, la industria, el turismo y el intercambio cultural. Países como Estados Unidos,
China y Japón son ejemplos claros de cómo una robusta red ferroviaria puede ser el motor de
un crecimiento económico sostenido.
En México, la historia del ferrocarril está ligada a la propia construcción del país. El «Caballo
de Hierro», como se le conoció en el siglo XIX, unió a una nación fragmentada por la
geografía y las diferencias sociales regionales. Sin embargo, a pesar de su glorioso pasado, el
sistema ferroviario mexicano ha sufrido un prolongado periodo de abandono y desinversión.
Hoy, en un momento en que México busca consolidarse como una potencia regional y lograr
un desarrollo más equilibrado y sustentable, es imperativo revalorizar el papel del ferrocarril.
La construcción de nuevas líneas, la modernización de la infraestructura existente y la
promoción del transporte ferroviario de carga y pasajeros son acciones estratégicas que deben
estar en el centro de la agenda nacional.
Los beneficios de un sistema ferroviario eficiente reduce los costos de transporte, facilita el
comercio interior y exterior, y promueve la inversión en diversos sectores productivos,
permite conectar zonas marginadas con los principales centros urbanos e industriales,
impulsando el desarrollo local y la creación de empleos y un sistema ferroviario eficiente
ofrece una alternativa de transporte segura, cómoda y accesible para la población.
La actual administración federal ha mostrado un interés renovado en el desarrollo ferroviario,
con proyectos emblemáticos como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de
Tehuantepec, así como las futuras líneas a Nogales, Veracruz, Nuevo Laredo, Querétaro y
Pachuca.
Con estas obras México recuperara su vocación ferroviaria y aprovechara a mi parecer el
potencial de este medio de transporte para impulsar su desarrollo hacia el futuro.
El motivo esta columna semanal viene a alusión de mis reflexiones de ventana en un vagón
de tren mientras cruzaba la península de la hermana república de Yucatán y en mi cabeza
recordaba aquella canción compuesta en una tertulias universitaria que decía…”En las Vías
de la Facultad”

@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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