Ya acabó la Semana Santa, y con ella el último momento de asueto pues en los próximos meses arreciarán los chillidos de los candidatos y demás fauna política. Ahora prepárese a una escalada, que por momentos parecerá interminable, de descalificaciones, pataleos, arranques en falso y otras payasadas.
Las elecciones son muy desgastantes para la ciudadanía y el aparato público, que se vuelca de lleno a ellas dejando el servicio y sus obligaciones como una tercera o cuarta prioridad, pues sabido es que durante las campañas hasta la mitad del aparato burocrático se dedica a esta.
Sin embargo, es en los tiempos de elecciones cuando, acaso, los políticos y gobernantes voltean a ver a la ciudadanía, así sea como mero rebaño electoral. Prometen, planean y en algunas ocasiones extremas hasta toman acciones en favor de los chihuahuenses o fingen que lo hacen. Es lo mismo trienio tras trienio.
Apenas el país se reponía de la resaca de la elección presidencial, cuando ya había empezado la borrachera electoral a nivel local, con un proceso de suspenso delirante que por fin parió a los distintos candidatos y que no cesará hasta el 7 de julio, cuando llegue el día de votar.
Una prueba de la vocación electoral del aparato gubernamental es el nombramiento de Odorico Vázquez en la Secretaría Particular, a quien se ubica como la artillería pesada de la operación electoral, pues cuenta con formación de élite en este rubro y se ha encargado de compartirla con otros personajes de primera línea.
Y es que estas campañas serán profesionales como pocas desde el punto de vista político, ya que la operación no ha quedado en manos de improvisados ni sujeta a ocurrencias, sino que partirá de estudios y acciones bien planeadas, con una logística que se vislumbra impecable y una organización que deja poco qué desear. Así fueran para gobernar.
Así, el gobernador César Duarte pudo tomarse unos días de merecido descanso, pues en los próximos meses no descansará. Tiene un carro completo que conquistar y algunos huesos aún por repartir.
Y hablando de repartir, este lunes arranca la entrega de apoyos de la Cruzada contra el Hambre en seis municipios de Chihuahua, entre los que convenientemente se ubican los sectores más marginados de Chihuahua y Juárez.
Se contempla que este programa beneficie a 167 mil ciudadanos, quienes recibirán alimentos para prevenir la desnutrición y otros males que deberían ser ya solo un mal recuerdo, pues ya avanzado el siglo XXI sigue habiendo familias que padecen una hambruna medieval.
Esto será otro ariete del PAN, el único partido que puede considerarse de oposición, para atacar al gobernador y acusarlo de dar un enfoque electoral a los programas gubernamentales, sobre todo a este megaprograma que de funcionar, vendría a aliviar las necesidades más básicas de muchos chihuahuenses.
Y para quien lo dude, basta recordar las palabras de la experredista Rosario Robles, quien desde su lanzamiento adelantó que estos programas no se suspenderían por las elecciones sino que, al contrario, arreciarían pues “la gente no puede dejar de comer porque hay campañas”.
Y ya que hablamos de experredistas, qué tal el reciente romance de Héctor Barraza, Pavel Aguilar y otros integrantes del sol azteca, con el PRI, que los sedujo con encantos nada despreciables como diputaciones y sindicaturas, a las cuáles sólo podrían llegar por medio de su partido si se dedicaran al trabajo de calle, a encabezar las demandas ciudadanas y a realizar verdadera talacha electoral. Qué flojera, mejor se van con el PRI.
Como si se tratara de un amor prohibido entre montescos y capuletos, el PRD nacional sacó las uñas y desautorizó dicha alianza, al igual que algunos priístas que quieren retener hasta el último hueso para los de casa, es decir, ellos mismos.
Esto viene a coronar la estrategia de Duarte, que comenzó buscando una gran alianza partidista, la cual hasta podría haber sido benéfica para la ciudadanía, pues hubiera evitado el pataleo y el desgaste en campañas, para dejar que fuera el gran elector, y sólo él, quien repartiera los puestos a los que probablemente no podrían llegar si compitieran contra el PRI.
Fue por eso que Duarte buscó hace tiempo a Gustavo Madero y Jesús Zambrano, dirigentes del PAN y del PRD, para plantearles esta alianza. Al primero le hizo cosquillitas, pues tiene intereses particulares en Chihuahua que hubieran podido verse beneficiados, no así al segundo, quien fue más tajante en su negativa.
Pese al rechazo de la dirigencia, el plan de Duarte ya tenía tiempo en marcha pues desde hacía tiempo había establecido también contacto directo con los precandidatos locales. El caso más sonado fue el de Miguel Jurado, quien acosado por la dirigencia estatal y municipal de su partido, notó que tenía más enemigos en casa que fuera de ella, y se fue con los de enfrente.
Si bien las tribus radicales del PRD reaccionaron con una negativa mucho más enérgica, sus achichincles locales ya habían hecho el madruguete, pues el sábado 22 de marzo aprobaron alianzas con todos los partidos y el sábado siguiente Leonel de la Rosa anunció que iban en alianza con el PRD en Nuevo Casas Grandes, una de las pocas zonas donde la presencia de los amarillos es algo más que simbólica.
Para cuando el PRD nacional reaccionó, ya era tarde. Héctor Barraza pudo amarrar así una sindicatura, con lo cual se mantiene dentro del erario, de donde piensa salir solo con los pies por delante. Hoy se reunirán para analizar los detalles de esta alianza y ratificarla, lo cual es más que probable, pues por mucho que les jalen las orejas desde el CEN, ellos lo que quieren es hueso seguro y eso sólo Duarte se los ofrece.
Y ya que tocamos los senderos izquierdistas, el próximo sábado 6 de abril Andrés Manuel López Obrador estará en Delicias para tomar protesta al Comité Municipal del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que él mismo encabeza.
Ahora pasemos de lleno a los terrenos albiazules, donde Teresa Ortuño no la tiene fácil, ya que no sólo tiene como rival a Manuel Riggs, un político joven y sin lastres, sino también a Guillermo Villalobos, un lagartón de su propio grupo, el Dhiac, quienes están dispuestos dejar los pelos en el alambre para ser candidatos.
Luego de haber dinamitado la candidatura de Antonio López con presiones de grupos y la más aberrante hambruna política, empieza a entenderse porqué Vázquez apoya con todo a Ortuño, y es que la ex senadora lleva en su planilla de regidores a varios ahijados del dirigente estatal del PAN.
Pero podrían quedarse con las ganas, ya que la candidatura de Miguel Riggs ha venido ganando fuerza entre empresarios y el panismo de a pie, al que rara vez consultan.
Este joven basquetbolista, hijo de Carolina Baeza López, parece ser la luz de cambio que reclaman cientos de panistas, hartos de la voracidad de los grupos internos que ha despedazado al partido y todos los ideales que alguna vez tuvo el PAN.
Y es que Ortuño nunca ha tenido grandes méritos políticos, se ha dedicado a vivir del erario, no tiene suficiente experiencia en la administración pública y, a decir verdad, no es vista como la mujer más talentosa del panismo, mucho menos como la candidata ideal.
Como siempre, ya empezó la guerra sucia, que si Ortuño maltrata a su suegra, que si su planilla es impuesta nada más para que la dejen competir, que no tiene la menor aspiración de buscar el triunfo en la alcaldía, sino de asegurar una diputación federal para seguir mamando del erario, que si se pagó el bypass y el de su marido con recursos públicos, entre otras acusaciones, son las que enfrenta la recién adelgazada Ortuño.
Así, Riggs podría ser el candidato de los despojados del PAN, que son la mayoría, y dar una sorpresa como en su momento hizo Juan Blanco, aunque claro, con grandes diferencias de panorama que hacen parecer imposible cualquier posibilidad de hacer un contrapeso efectivo al PRI, de triunfo ya ni hablemos.
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