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Osos se refrescan en piscina

San Pedro Garza García.- Agobiada por el calor, una familia de osos (un adulto y cuatro oseznos) decidió invadir la casa de una familia del sector Olinalá, en San Pedro Garza García, y se dio un chapuzón en la alberca.

Además, cada vez es más frecuente que personas quienes realizan alguna actividad en esa zona, como excursionistas y deportistas, tengan encuentros cercanos con estos animales.

Algunos de estos paseantes han manifestado que los osos no se ven temerosos, al notar la presencia de los humanos, como pudiera pensarse.

En la página de la Dirección de Protección Civil del Estado se indica que el oso negro es una especie en peligro de extinción y protegida por la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2001, que tiene por objeto identificar las especies o poblaciones de flora y fauna silvestres en riesgo en la República Mexicana.

“En Nuevo León, el oso negro habita principalmente en los cerros de la zona metropolitana. Es un animal silvestre, fuerte e impredecible que por los problemas de sequía que se presentan en la región y la falta de alimentos en donde habita, baja de su hábitat en los meses de junio, julio y agosto”, se informa.

Protección Civil del Estado hace un llamado a las personas que circunstancialmente se topen con un oso a reportar el caso a los teléfonos 066 o al 01800-833-5500.

Otras sugerencias son no acercárseles, no alimentarlos, no arrojarles piedras ni otros objetos, ni tirar basura, ya que es algo que los osos buscan.

La dependencia recordó que según el artículo 420 del Código Penal de la Federación, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) aplica penas de uno hasta nueve años de prisión y por el equivalente de trescientos a tres mil días de multa a quien capture y ponga en riesgo algún ejemplar en peligro de extinción sujeto a protección especial.

También sanciona de tres años más de prisión y hasta mil días multa adicionales cuando las conductas descritas se realicen o afecten un área natural protegida.

milenio.com

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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