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PACTO POR JUÁREZ POR LUIS OCHOA MINJAREZ

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¿“PACTO POR JUAREZ”,

QUIEN LO CILINDREA?

 

Luis Ochoa Minjares

 

   La historia se repite con las mismas tácticas fascistoides de siempre. Ayer se llamó “Frente Ciudadano por Juárez” (El Diario abril 5 de 2006). Hoy se denomina “Pacto por Juárez”. Rememoremos sólo tres párrafos de aquel memorable artículo editorial:

 

   “El llamado “Frente Ciudadano por Juárez” que busca reunir cuarenta y cinco mil firmas para solicitar a las autoridades electorales un referéndum que eche abajo el acuerdo del Ayuntamiento juarense que autorizó el mega desarrollo urbano conocido como San Jerónimo-Santa Teresa, no es un simple membrete, sino el tinglado, el instrumento tras el cual están poderosos intereses económicos nada ocultos.

 

   “El despliegue de recursos humanos y financieros no deja lugar a dudas. Los regidores y dirigentes panistas como operadores políticos del anti-proyecto San Jerónimo, han enseñado la oreja. Su activismo en todos los frentes pone de manifiesto que quieren aprovechar la actitud pasiva del Ayuntamiento, que hasta la fecha permanece cruzado de brazos.

 

   “La instalación de mesas de recepción de firmas de apoyo al referéndum de marras con el que se pretende nulificar el mandato municipal en la cadena de centros comerciales como los “Smart”, denuncia el interés del sector patronal más reacio, retrógrada y oscurantista en hacer fracasar los planes de desarrollo urbano del gobierno municipal”.

 

   Sería deseable que esos fabulosos recursos financieros que se están dilapidando a través de esa entelequia llamada ahora “Pacto por Juárez” para objetar un acuerdo del Ayuntamiento juarense, se destinaran mejor a sacar del rezago histórico urbano en que sumieron las últimas cuatro administraciones panistas al municipio.

 

   Sería lo mejor y más deseable.

 

¿QUE HARÍAS EN LAS

CHANCLAS DE TETO?

 

   Capitaneada por tres ex alcaldes panistas de Juárez se lleva a cabo una campaña de desinformación al amparo del membrete “Pacto por Juárez” con la que se demanda la cancelación del acuerdo del ayuntamiento fronterizo que asigna cuantioso presupuesto para la protección personal del munícipe saliente y su jefe de policía.

 

   Cabe recordar que un de esos ex alcaldes tuvo la osadía de cerrar a sangre y fuego la gloriosa Escuela de Agricultura Hermanos Escobar, de mandar apalear a los ejidatarios de Monterde porque exigían justicia y de sacar del erario municipal “a fondo perdido” una millonada para un pariente cercano.

 

 

   Con este motivo hicimos una encuesta relámpago entre grillos, cafetómanos y uno que otro sabihondo de la política. La pregunta: “Qué harías tú si estuvieras en las chanclas de Teto, el alcalde saliente de Juárez?

 

   Una de las respuestas más acertadas, a nuestro juicio, fue la relativa a un acto de congruencia y alta política del alcalde en el banquillo de los acusados: “Si yo estuviera en las chanclas de Teto, mandaría al diablo la costosa seguridad personal que me brinda el ayuntamiento, y como un simple y sencillo ciudadano me acogería a la seguridad que el municipio, el estado y la federación, otorgarán a todos los mexicanos. Es decir, me la jugaría con mi pueblo”.

 

   Con una respuesta política de este calibre, Teto le rompería toda la estructura a esa entelequia llamada “Pacto por Juárez”. Creemos.

 

CANDIDATOS

SIN PARTIDO

 

   ¿Qué diferencia habrá entre “candidaturas independientes” y candidaturas postuladas por los partidos políticos?  Francamente no tenemos la respuesta para esta pregunta que nos han formulado no pocos lectores. Se la trasladamos con mucho gusto a los politólogos serios, a los analistas políticos de fuste pero, sobre todo, a los estudiantes de ciencias de la comunicación y la ciencia política.

 

   Lo que sí nos ha llamado la atención es la algarabía que han armado muchos “políticos”, por llamarlos de algún modo, quienes a fuerza de tanto ir de partido en partido en busca de ser postulados, han acreditado el doctorado en ciencias de la “chapulinería”. Creen que ahora que se instituyan los “candidaturas independientes” lograrán su anhelado deseo de ser candidatos a tal o cual puesto.

 

  Candidaturas independientes es más o menos lo mismo que “candidatos sin partido”. Y es difícil concebir a un candidato “independiente” a la presidencia de la república sin el respaldo de una institución política, sin el apoyo de un partido político y, lo que es peor, sin una declaración de principios ideológicos, sin una plataforma electoral y sin los vastos recursos económicos, organizativos y capacidad para la movilización de las masas de votantes.

 

   Habrá pues que esperar al sabio consejo y la necesaria explicación de la diferencia entre “candidaturas independientes” y candidaturas de los partidos políticos.

 

ECHENSE ESTE

TROMPO AL`UÑA

 

   A quienes por angas o mangas están “en contra de todo y a favor de nada”, los invitamos en buena onda a que se echen este trompo a la uña en materia de difusión y fomento de la cultura universitaria y las artes, y saboreen el orgullo de ser chihuahuenses en ascenso:

 

   El Noveno Festival Internacional del Estado Grande a efectuarse a lo largo del mes de la Patria, tendrá como invitados participantes al municipio serrano de Guachochi, al Estado de Jalisco y a la hermana república de chile.

 

   Las majestuosas y bellas obras como la Plaza de la Grandeza con su X en Juárez, el Parque El Palomar y la explanada del Centro Cultural Paso del Norte, serán, entre otros sitios, albergue de los grandes espectáculos que se llevarán a cabo.

 

   En cuanto a instituciones culturales no hacemos malos quesos y asaderos. Se acaban de inaugurar las instalaciones de la nueva Faculta de Ciencias de la Cultura Física de la UACH, con la categoría y las características de una universidad del extranjero.

 

   Además de las nuevas facultades de medicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh) en Parral y de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) en Cuauhtémoc.

 

   Lamentable pues, que todavía haya quienes “están en contra de todo y a favor de nada”.

 

LIBRETON

POLITICO

 

   En círculos oficiales se habla de un Plan Maestro Fronterizo, bajo el auspicio de los gobiernos de Chihuahua y Nuevo México y los del gobierno federal, plan que incluye el libramiento ferroviario del sur de Juárez a San Jerónimo-Santa Teresa… Por ello, nos dice la fuente, nos tomamos la libertad de enviarle una calurosa felicitación pues sus columnas a través de muchos años son testigo de su ‘testaruda’ petición de sacar el tren del centro histórico de Juárez… Modestia a parte, también hemos pugnado porque se dote a Juárez de drenaje pluvial moderno y se saque o entube la Acequia Madre que cruza la ciudad… El círculo de articulistas propone que sus trabajos sean concisos, precisos y macizos, y no prolijos, farragosos, interminables, única manera de retener a los lectores en su imparable éxodo hacia los medios electrónicos… A propósito de enchiladas, se recomienda a los estudiantes de ciencias de la comunicación la lectura del artículo “El futuro de Internet” de Javier Aranda Luna, publicado en La Jornada el 26 de julio pasado. Les abrirá más los ojos… En su afán de disminuir la dependencia del petróleo del Medio Oriente, el Tío Sam nos está forzando mucho a que le dejemos manos libres con el nuestro. El presidente Peña Nieto sabrá cómo sortear la situación, confiamos… Ni en broma debe aceptarse la burrada esa de molestar al pueblo juarense que se congregará en masa en la espaciosa Plaza de la Esperanza y la X para celebrar el Grito de Dolores y recordar al Padre de la Patria… Todos los mexicanos bien nacidos esperamos con interés el mensaje que desde Los Pinos nos enviará Peña Nieto con motivo de su primer informe de gobierno…  “Ni democracia, ni modernización, ni crecimiento económico, ni justicia, ni paz: la restauración priísta está y lo que es peor, nos tiene, con la soga al cuello”. Víctor Quintana. ¿No es esto “estar en contra de todo y a favor de nada”?.

   FINALMENTE, la frase dominguera: “No hay metrópolis sin colonias”.

                                                * * *

 

 

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Opinión

La corona que derribó al fiscal. Por Caleb Ordóñez T.

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Alejandro Gertz Manero no se fue por un solo escándalo. Su salida de la Fiscalía General es el cierre natural —y casi inevitable— de una historia acumulada durante décadas: un expediente no judicial, sino político, construido a fuerza de polémicas, enojos y decisiones que siempre parecían estar un milímetro antes (o después) del momento correcto. Una vida pública larga, tensa y llena de episodios que México nunca logró procesar del todo y que terminaron de golpe cuando la luz inesperada lo alumbró demasiado.

Para entender su renuncia, hay que regresar al principio. A 2001. A Puente Grande. A Joaquín “El Chapo” Guzmán desapareciendo como si el penal fuera un teatro mal montado. A un gabinete recién estrenado y a un secretario de Seguridad Pública —Gertz— que quedó tocado desde ese instante, aun cuando defendió hasta el cansancio que los penales no estaban bajo su control directo. Tenía razón en la letra, pero la política no se escribe con artículos constitucionales; se escribe con percepciones. Y la percepción quedó marcada: primera fuga, primer señalamiento.

Luego vendría “el caso familiar”, quizá el capítulo más corrosivo de su trayectoria. La denuncia por homicidio en contra de su excuñada Laura Morán y de su sobrina política, Alejandra Cuevas, terminó por convertirse en un espejo que devolvía una imagen poco favorecedora del fiscal. La figura jurídica de “garante accesoria”, que nadie encontraba en ningún código, la prisión de Cuevas, la reapertura del expediente cuando él ya era fiscal, y después los audios filtrados donde se quejaba del proyecto de sentencia de la Suprema Cort Ese episodio enterró la narrativa de imparcialidad y lo colocó en el centro del debate sobre el uso personal de la justicia. No su mejor capítulo.

Y sin embargo, tampoco ahí cayó.

Su paso por la FGR tuvo escenas memorables —algunas para bien, otras para museo del absurdo. Anunció con firmeza una cruzada contra la impunidad heredada: Odebrecht, Estafa Maestra, Pemex, la élite política del sexenio pasado. Era un fiscal que llegaba con autoridad intelectual: décadas de docencia, formación sólida en derecho penal, experiencia en seguridad y una convicción genuina de que el Ministerio Público tenía que recuperar su dignidad institucional. Ese punto —el positivo— hay que concedérselo: Gertz siempre habló de la Fiscalía como una institución que debía fortalecerse y, al menos en discurso, entendía la necesidad de autonomía y rigor técnico.

Pero entre lo que se quiere y lo que se logra suele haber un océano.

El caso Lozoya terminó convertido en una tragicomedia: el testigo estrella que prometía derribar a medio gabinete peñista terminó fotografiado en un restaurante, con un guion de colaboración que se desmoronó y un expediente repleto de promesas incumplidas. El famoso cheque de 2,000 millones de pesos, presentado en Palacio Nacional como “reparación del daño”, resultó más simbólico que real. Y mientras tanto, Rosario Robles vivió en prisión preventiva prolongada, exhibiendo el rostro más duro de la Fiscalía, mientras Lozoya parecía disfrutarse el fuero moral de la cooperación.

Su sello más polémico fue la justicia diferenciada. La exoneración exprés del general Salvador Cienfuegos tensó la relación con Estados Unidos; el intento de procesar a 31 científicos del Conacyt por delincuencia organizada levantó incluso carcajadas en los tribunales; los expedientes contra gobernadores y candidatos en temporada electoral alimentaron la narrativa de que la FGR olía más a estrategia que a proceso penal.

Y después llegó la guerra interna. El pleito con Julio Scherer, la batalla por el control de ciertos expedientes, las acusaciones cruzadas de extorsiones, venganzas y “operaciones sucias” mostraron una Fiscalía atrapada en el mismo laberinto político que juró superar.

Con todo, había una cualidad que incluso sus críticos reconocen: Gertz era persistente. Y conocía el aparato penal como pocos. Tenía método, obsesión por el detalle y una idea fija de orden institucional. No siempre funcionó, no siempre fue justa ni eficiente, pero era innegable que se trataba de un hombre que llevaba décadas pensando —de verdad pensando— en el sistema penal mexicano.

¿Entonces por qué renunció?

Porque la política no solo se derrumba por grandes actos de corrupción o colapsos institucionales. A veces cae por la presión inesperada del lugar menos imaginado. En este caso, una corona.

Todo estalló cuando México celebraba con júbilo el triunfo de Fátima Bosch como Miss Universo. Una mexicana ganando el certamen después de tantos años era un regalo para la narrativa nacional: orgullo, identidad, representación, el país hablando de algo luminoso por primera vez en semanas. Pero justo ahí, en plena celebración, comenzaron a circular los expedientes —sellados y empolvados en la FGR— relacionados con Raúl Rocha, presidente de la franquicia Miss Universo y vinculado en investigaciones mediáticas con presuntos contratos irregulares con Pemex.

La pregunta no era si existía una investigación. La pregunta era: ¿por qué se filtró justo ahora?

La respuesta implícita fue unánime: porque la FGR había perdido control interno. Porque intereses cruzados querían lastimar a la 4T. Porque la filtración no solo embarraba a un empresario, sino también a Bosch, la nueva joya mediática del país. Porque el triunfo, tan necesario en una nación saturada de malas noticias, se convirtió en combustible político en cuestión de horas. Porque México estaba celebrando una coronación, y alguien sacó un expediente que olía a guerra interna.

Eso, en Palacio Nacional, fue dinamita.

No se podía permitir que una victoria global, limpia y emocional, se convirtiera en pleito burocrático. Mucho menos cuando la Presidencia buscaba proyectar una nueva etapa institucional y evitar conflictos con la industria cultural y de entretenimiento que ya estaba devolviendo atención internacional al país. Gertz había sobrevivido a todo: a expedientes fallidos, a presiones, a audios filtrados, a críticas internacionales. Pero tocar un símbolo recién coronado fue otra cosa. Transformó un problema jurídico en un problema político. Y en México, los problemas políticos se resuelven de una sola forma: pidiendo renuncias.

El 27 de noviembre de 2025, presentó la suya.

Salió con un extraño nombramiento diplomático y un comunicado sin dramatismos, pero cargado de silencios. Fue la despedida de un fiscal que quiso ser reformador, que terminó siendo símbolo de poder concentrado y que cayó no por un caso penal, sino por una coronación que puso demasiados reflectores sobre sus polémicas.

Y así, la corona de Fátima Bosch terminó abollando algo más que el ego de los críticos: terminó abollando, también, el trono del fiscal más poderoso del México reciente.

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