El papa Francisco mostró hoy su tristeza por los jóvenes desempleados que no consiguen hacerse un hueco en el mercado laboral y envió un mensaje a las instituciones y a las empresas para que fomenten la contratación porque, dijo, «una generación sin trabajo es una derrota para la humanidad».
Ciudad del Vaticano, 5 jul (EFE).- El papa Francisco mostró hoy su tristeza por los jóvenes desempleados que no consiguen hacerse un hueco en el mercado laboral y envió un mensaje a las instituciones y a las empresas para que fomenten la contratación porque, dijo, «una generación sin trabajo es una derrota para la humanidad».
«Es triste ver a tantos jóvenes que ni estudian ni trabajan. El desempleo es un desafío que debemos combatir. No podemos permitirnos perder toda una generación que no pueda acceder a un puesto laboral. El trabajo es dignidad», afirmó el pontífice durante la visita que realizó hoy a la región central italiana de Molise.
«Una generación sin trabajo -añadió- es una derrota para la patria y para la humanidad».
Once horas fue el tiempo que dedicó el obispo de Roma a compartir su inquietud con los jóvenes de todo el mundo y a enviar un mensaje en favor del empleo.
A primera hora de la mañana, a las 7.45 hora local (5.45 GMT), Jorge Bergoglio salió en helicóptero de su basílica en Ciudad del Vaticano en dirección a la provincia italiana de Campobasso, en Molise.
Allí, se reunión con miles de jóvenes que se forman en la Universidad de los Estudios de Molise y también con personalidades del mundo de la industria.
En el primero de los cuatro discursos que pronunció este sábado, Francisco afirmó que la ausencia de un trabajo implica la pérdida de la dignidad humana e instó a los gobiernos a desarrollar «un pacto para el trabajo» que fomente el empleo en tiempo de crisis.
«La ausencia de trabajo implica la pérdida de la dignidad humana. El problema de no trabajar no es el de no ganar dinero para comer, porque podemos acercarnos a organizaciones como Cáritas y nos dan alimentos. El problema es no poder llevar el pan a casa, eso hace perder la dignidad», aseguró.
Tras el encuentro, se dirigió al antiguo estadio Romanogli de Campobasso, donde leyó una homilía.
Miles de personas se agolparon a lo largo de las calles de esta provincia y se asomaron a las ventanas de sus casas para saludar al pontífice mientras recorría la zona en su papamóvil, el vehículo habilitado para los traslados del máximo representante de la Iglesia católica.
Durante su homilía, insistió en que el desempleo es «una plaga que requiere cierto esfuerzo por parte de las instituciones y del mundo empresarial».
Después de conversar con los enfermos de Campobasso y de comer con los pobres que reciben asistencia diaria por parte de la organización católica Cáritas, Bergoglio se trasladó en helicóptero hasta la localidad de Castelpetroso, en la provincia de Isernia (Molise).
Lo hizo para mandar un mensaje de esperanza a los jóvenes de la diócesis de Abruzzo y Molise, a los que animó a enfrentarse con ilusión, valentía y solidaridad a los desafíos derivados de la crisis económica.
Millones de jóvenes, pero también sus padres, acudieron a la cita con el papa Francisco y desafiaron el calor, con sombrillas, gorras y botellas de agua.
Emocionados y con la alegría de recibir la bendición de Bergoglio, estos fieles católicos le dieron la bienvenida al ritmo de la canción «Jesus Christ, you are my life».
La visita en pro del trabajo juvenil prosiguió con su traslado en papamóvil a la localidad de Isernia, donde se reunió con los ciudadanos de Molise y de las regiones próximas para celebrar el inicio del Año Jubilar Celestiniano, dedicado al papa Celestino V, a quien dedicó unas palabras.
«Pietro del Morrone, como Francisco de Asís, conocía bien la sociedad de su tiempo. Fueron dos personas muy cercanas a la gente», señaló.
La quinta visita pastoral del papa Francisco en su primer año de pontificado concluyó con la inauguración del Año Jubilar, que provocó un ensordecedor aplauso de los católicos.
Este viaje sucede dos semanas después del periplo que hizo el pontífice al municipio sureño de Cassano allo Jonio, el pueblo calabrés en el que la mafia local, la ‘Ndranghetta, asesinó el pasado enero a un niño de tres años.
Allí, el papa pronunció unas duras palabras contra la mafia e, incluso, excomulgó a los mafiosos, en un discurso en el que dijo que la ‘Ndranghetta, «es la adoración del mal y el desprecio del bien común». EFE
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