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Salud y Bienestar

Papás, responsables de obesidad en hijos

NUEVO LAREDO.- La obesidad y sobrepeso que padecen los estudiantes de 6 a 18 años es responsabilidad de los padres, ante la mala alimentación que les brindan en casa, declaró Juan Alberto Samaniego, responsable del Programa de Nutrición de la Jurisdicción Sanitaria.

El ciclo escolar pasado, se detectó que de 7 de cada 10 estudiantes padecen obesidad y tres sobrepeso.

Indicó que de un grupo de 30 alumnos, la mitad de éstos tienen el peso correcto, de esta cifra siete tienen obesidad y tres sobrepeso, y el resto bajo peso.

“En cuanto bajo peso, no hay mucho problema, ya que la cifra varía según el sector que se ubican las escuelas, en este aspecto podemos decir que se da más al poniente, y esto se debe mucho a la mala alimentación y no al factor económico”, expresó.

Samaniego comentó que bajo peso, no supera los cinco kilos, como en el caso de las dos menores que se les detectó anorexia, a las cuales se les está buscando, ya que no fueron llevadas por sus padres a recibir apoyo de la Secretaría de Salud.

“Estos dos son los únicos casos de anorexia que detectamos el ciclo pasado, por lo que exhortamos a los padres de estas menores a que las lleven para que reciban atención”, dijo.

Señaló que para poder darle batalla a este problema de salud pública, ya trabajan con Promoción a la Salud en la calendarización de las escuelas que se visitaran para la toma de peso y talla y poder brindarles el diagnóstico nutricional a los estudiantes.

Fuente: El Mañana

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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