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Para esta película, Eiza González está hecha una muñeca

Robert Zemeckis, el director de la trilogía de Volver al Futuro y Forrest Gump,estrenó el tráiler de su nuevo proyecto: Welcome to Marwen, ni más ni menos que una cinta basada en la vida de Mark Hogancamp.

Hogancamp era un hombre común y corriente, hasta que una pandilla lo golpeó fuera de un bar. La golpiza lo sumió en estado de coma por 9 días, y le dejó un daño cerebral que le provocó la casi total pérdida de su memoria.

Póster de Welcome to Marwen, la nueva película de Universal
(Imagen: Universal)
Sin dinero para ir a terapia, Hogancamp inició un proyecto que tenía como fin recuperarse: construir una ciudad belga de la Primera Guerra Mundial a escala, llenándola con figuras de acción, que lo representaban a él mismo, a sus amigos e incluso a sus atacantes. Llamó a esa ciudad “Marwencol”, y poco a poco se ganó cierta fama por lo trabajado de sus maquetas y muñecos.

Ahora, la vida de Hogancamp será llevada al cine por Zemeckis, que intentará mostrar cómo las figuras de acción pudieron ayudar a un hombre roto a recuperar su vida. Welcome to Marwen contará con las actuaciones de Steve Carell, Leslie Mann, Merritt Wever, Gwendolyn Christie, Janelle Monáe, Leslie Zemeckis, Diane Kruger, Neil Jackson y la mexicana Eiza González.

La película se estrenará en Estados Unidos el próximo 21 de noviembre.

Fuente: Código Espagueti

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La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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