Cerca de 900 niños que viven en el pequeño poblado de Ratodero, Pakistán, sufrieron fuertes fiebres que los medicamentos no podían controlar, lo cual prendió las alarmas en los papás.
Después de realizarles otras pruebas se descubrió lo peor: estaban contagiados de VIH, según una publicación de The New York Times.
Desde entonces se hicieron pruebas médicas en la comunidad. El resultado, 1100 habitantes dieron positivo a las pruebas del virus, entre ellos, 900 menores de 12 años. Lo peor es que la cifra podría aumentar, ya que no toda la población se ha revisado.
Cuando las autoridades comenzaron a investigar la causa descubrieron que había un pediatra de nombre Muzaffar Ghanghro que atendía a las familias de más bajos recursos de Ratodero (localidad de apenas 200 mil habitantes) y que reciclaba jeringas.
Al ser un poblado con mucha gente pobre, donde varias familias apenas ganan el equivalente a 1200 pesos al mes, el médico cobraba lo que serían 4 pesos mexicanos por consulta.
Un trabajador de nombre Jalbani narró que en una ocasión visitó a Muzaffar y lo vio sacar una jeringa de la basura que después usó para inyectar a su hijo de 6 años. Además, le pidió que no se quejara si no tenía dinero para pagar por una nueva.
Si no te gusta mi tratamiento ve a otro doctor”, contestó Muzaffar a las quejas del hombre.
Ghanghro fue arrestado y acusado de negligencia y homicidio culposo. Sin embargo, el juicio continúa. Él, por su parte, se declara inocente.
Excelsior