México, D.F., (apro).- La Red de Inmigrantes Unidos por México solicitará al papa Francisco que reciba a los padres de los normalistas desaparecidos durante su visita a Estados Unidos, en septiembre próximo.
En declaraciones a la agencia AP, Perla Lara, portavoz de la Red en Filadelfia, dijo que el Papa “es el líder espiritual. Queremos que vea la tragedia que estamos viviendo en México”.
Además de dicha solicitud, la coalición de grupos mexicanos inició una campaña para recaudar fondos con los que financiaría los visados y gastos que la delegación tendría en Estados Unidos.
Según Lara, los fondos reunidos al momento suman mil 200 dólares, pero aún son insuficientes.
Asimismo, destacó que hasta ahora el Vaticano no ha respondido a la petición.
Antonio Tizapa, padre de Jorge Antonio, uno de los estudiantes desaparecidos que vive en Nueva York, ha sido informado por la coalición sobre la petición al Papa Francisco, pero aún no sabe si se unirá a la delegación de padres en Filadelfia.
No obstante, dijo, la iniciativa es buena “por la difusión que pueda tener y para dar a conocer lo que está ocurriendo”.
En días pasados, las agrupaciones civiles de migrantes mexicanos radicados en Estados Unidos enviaron una carta al máximo pontífice de la Iglesia católica para pedirle que reciba en audiencia a una comisión de padres de los 43 normalistas desaparecidos, durante su viaje a Estados Unidos.
Bajo el título “México es Ayotzinapa y México acude al Papa”, pidieron en nombre de los padres de los 43 normalistas: “Tan sólo un instante, un abrazo, una bendición, unas palabras que sirvan de aliento para continuar en nuestra búsqueda de justicia y dignidad”.
La misiva está fechada el 4 de julio, pero fue distribuida el miércoles 19 por medio del Observatorio de Ciudadanía Binacional, con copia para el arzobispo de Philadelphia Charles Chaput; el gobernador de ese mismo estado, Tom Wolf, y el alcalde Michel Nutter.
“Dios conoce la tremenda crisis humana que el pueblo mexicano vive con dolor desde hace más de una década. México, en consonancia con otras latitudes del mundo, es hoy por hoy una nación herida por la descomposición social derivada de un círculo de violencia enajenante. Millones de mexicanos nos encontramos en una desesperante situación dada la pérdida progresiva de esperanza ante el asesinato sistemático de los nuestros”, destaca la carta.
Agrega: “Sabemos que México está en sus oraciones y comprendemos que, si bien no tiene una fecha para visitar nuestro ensangrentado país, la situación de México ocupa un lugar trascendental en su agenda del alma”.
Los firmantes le explican a Jorge Bergoglio que los sucesos del 26 y 27 de septiembre de 2014, acaecidos en el estado de Guerrero, y las movilizaciones ciudadanas en todo el mundo para exigir justicia ante los crímenes perpetrados contra los estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos, “cuyo saldo conocido fue tres asesinados, 43 desaparecidos y una veintena de heridos, han puesto en los labios de la cristiandad y de las buenas conciencias la palabra Ayotzinapa para referir la crisis humanitaria que se vive a lo largo y a lo ancho del territorio mexicano”.
Subrayan que a nueve meses de exigir justicia por parte de las madres y los padres de los estudiantes asesinados, agredidos, y también de los de los desaparecidos, “millones de mexicanos fuera y dentro de sus fronteras seguimos adoptando ese dolor como propio, y hemos hecho de Ayotzinapa nuestra bandera para exigir justicia y el cese de la violencia; tenemos sed del cuerpo de Cristo, porque es el amor del Padre, el bálsamo que necesitamos para soportar el sufrimiento que la incertidumbre sobre el paradero de nuestros 43 estudiantes desaparecidos se sigue alargando”.
Prosiguen: “Estas son las razones que nos mueven a solicitarle audiencia con una comisión de representantes del pueblo herido de Ayotzinapa y de unos de los nuestros, habida cuenta de su buena disposición con la feligresía latinoamericana y a la histórica vinculación de la Compañía de Jesús en la salvaguarda y la integridad de América Latina”.
La carta sigue: “Estamos conscientes de que su viaje a Estados Unidos de América se encuentra programado por una apretada agenda, pero confiamos en su buena voluntad para aceptar lo que el pueblo mexico-americano le pide; tan solo un instante, un abrazo, una bendición, unas palabras que sirvan de aliento para continuar en nuestra búsqueda de justicia y dignidad”.
Subraya, asimismo, que gran parte de la población mexicana que vive del otro lado del río Bravo han sido desplazados de su patria por la situación de pobreza, inseguridad y persecución imperantes en México. Sin embargo, agrega, “seguimos siendo mexicanos y amando la tierra en la que nacimos y en donde se encuentran nuestros familiares y amigos”.
Fuente: Proceso.