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Salud y Bienestar

Pfizer inicia pruebas en personas de nueva píldora para tratar el Covid-19

Pfizer anunció este martes que ha comenzado las pruebas de seguridad en seres humanos de una nueva píldora para tratar el coronavirus que podría usarse al primer síntoma de la enfermedad.

Si tiene éxito en los ensayos, la pastilla podría recetarse al comienzo de una infección para bloquear la replicación viral antes de que los pacientes se enfermen gravemente.

El medicamento se une a una enzima llamada proteasa para evitar que el virus se replique. Los medicamentos inhibidores de la proteasa han tenido éxito en el tratamiento de otros tipos de virus, incluidos el VIH y la hepatitis C.

«Dada la forma en que el SARS-CoV-2 está mutando y el impacto global continuo de COVID-19, parece probable que sea fundamental tener acceso a opciones terapéuticas tanto ahora como más allá de la pandemia», expuso Mikael Dolsten, científico en jefe de Pfizer, en un comunicado.

En una entrevista, Dolsten señaló que hasta ahora no se habían observado problemas inesperados en el estudio y que podría generar resultados en unas semanas.

El nuevo inhibidor de la proteasa es el segundo medicamento de este tipo que Pfizer ha introducido en ensayos en humanos para tratar el COVID-19.

Pfizer está probando otro que se administra por vía intravenosa a pacientes con virus hospitalizados.

Faltan tratamientos fáciles de usar para los pacientes con SARS-COV-2 en etapa temprana. Si bien las terapias con anticuerpos de Eli Lilly y Regeneron Pharmaceuticals están autorizadas en EU para pacientes con COVID que aún no han sido hospitalizados pero que tienen un alto riesgo de desarrollar síntomas graves, deben administrarse en el hospital o en el consultorio de un médico. oficina.

Eso ha creado desafíos logísticos que han limitado su uso. Otras terapias están destinadas a personas más enfermas: el medicamento antiviral remdesivir, de Gilead Sciences, debe administrarse durante varios días y está aprobado solo para pacientes hospitalizados.

Entre los principales fabricantes de medicamentos, Merck & Co. tiene una de las pocas píldoras de coronavirus que está muy avanzada en las pruebas en humanos.

Su fármaco antiviral experimental molnupiravir actúa mediante un mecanismo diferente al fármaco de Pfizer y se encuentra en fase avanzada de ensayos en humanos. Merck está desarrollando su fármaco en colaboración con Ridgeback Biotherapeutics.

Si todo sigue yendo bien, Pfizer podría comenzar una prueba combinada de faes dos y tres mucho más grande a principios del segundo trimestre, indicó Dolsten, lo que podría permitirle solicitar la autorización de uso de emergencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para el final de este año, dependiendo de cómo evolucione la pandemia.

Es probable que el medicamento se administre dos veces al día durante unos cinco días, afirmó.

«Esto es realmente un cambio de juego potencial», dio a conocer Dolsten.

Si bien las pruebas de eficacia iniciales se centrarán en personas con infecciones tempranas, Pfizer también planea explorar si el medicamento funciona para proteger a las personas sanas que han estado expuestas al coronavirus, como miembros de la familia o compañeros de habitación que viven con alguien que se enfermó.

Dolsten explicó que el inhibidor de la proteasa oral de Pfizer, cuyo nombre en código es PF-07321332, tiene varias ventajas potenciales.

En las pruebas de laboratorio, funcionó contra muchos coronavirus, incluidos el virus SARS original y el MERS. Además, la proteasa del coronavirus no muta mucho, lo que significa que es probable que la terapia funcione igualmente bien contra numerosas cepas variantes, aseveró.

En teoría, el inhibidor de la proteasa también podría combinarse con otros medicamentos antivirales, como el que está desarrollando Merck, dijo Dolsten.

Pfizer anunció que planea compartir más datos sobre el compuesto en la reunión de la American Chemical Society el 6 de abril.

Fuente: El Financiero

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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