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México

Pide León Larregui a AMLO que «no sea maricón» y cuelgue a Peña Nieto en el Zócalo

Leon Larregui, cantante del grupo mexicano de rock Zoé, protagonizó una nueva polémica en Twitter al afirmar que el presidente Enrique Peña Nieto y toda su familia deberían ser colgados; además, pidió a Andrés Manuel López Obrador que “no sea maricón” y combata la corrupción.

El artista publicó por la tarde un par de tuits lamentando la condena de nueve años al exgobernador Javier Duarte de Ochoa, pidiendo cadena perpetua “y que regrese la lana que se robó”.

Más tarde, ya en las primeras horas del viernes, Larregui escribió un mensaje al próximo mandatario: “Señor presidente electo de Mexico queremos ver a las ratas en cárcel, queremos ver el cumplimiento de su promesa, queremos comprobar su intolerancia a la injusticia y a la corrupción… ¡Queremos ver su argumento hecho realidad! ¡No sea maricón!”.

En su último mensaje, se dijo preocupado por su vida debido a sus posiciones políticas, y mostró desencanto con Andrés Manuel López Obrador, a quien apoyó abiertamente durante su campaña, y quien no ha asumido su cargo.

“¡¡Voy a tener que pedir asilo político, si no me matan antes!! Pero no ganamos nada, caímos en la misma mierda. Mexico’s new hope is bullshit!!! Es otro engaño”.

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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