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Salud y Bienestar

Piden no caer en excesos en la cena navideña

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) recomienda a la derechohabiencia moderarse en la ingesta de alimentos irritantes durante la cena de Navidad, en la que se consumen en exceso platillos típicos ricos en grasas, azúcares y condimentos, elementos que favorecen la aparición de dispepsia -gastritis-, duodenitis y úlceras.
Los adultos de 25 a 44 años de edad son los más propensos a presentar alteraciones digestivas moderadas a severas, por lo que Magdalena Parada, coordinadora de Nutrición y Dietética del IMSS, recomienda mantener alimentación saludable y no subestimar los malestares de origen gástrico, como dolor abdominal, inflamación, gases, etc.
Indicó que el estómago y duodeno tienen una mucosa que los protege de los ácidos, pero cuando el equilibrio entre la mucosa y el ácido se altera disminuyen los mecanismos de defensa del sistema gástrico y la acidez causa lesiones en sus paredes. De persistir el problema puede llegar a perforar la mucosa gástrica.
Los factores que alteran este equilibrio son principalmente: malos hábitos alimenticios, dieta inadecuada, consumir irritantes, alcohol, tabaco, estrés, infecciones ocasionadas por el Helicobacter pylori, consumo de medicamentos como la aspirina, naproxeno, diclofenaco, otros analgésicos, antiinflamatorios y un pobre o nulo consumo de agua simple potable.
Los alimentos grasosos, harinas, café, comidas picantes y exceso de condimentos son del gusto en las cenas navideñas por lo que recomendó planear bien los platillos que se consumirán, a fin de evitar complicaciones digestivas, sobre todo para aquellos pacientes que padecen alguna enfermedad crónica o llevan un tratamiento contra la gastritis.
Entre los síntomas de la dispepsia, comúnmente conocida como gastritis, son: dolor y ardor en el estómago, indigestión, inflamación y distensión abdominal. Cuando ya existe una úlcera puede haber sensación de vacío, pérdida de apetito, eructos, hipo, náuseas, salivación excesiva e incluso vómitos con presencia de sangre asociado a evacuaciones de color “achocolatado” debido a la sangre digerida.
En el caso de las úlceras gástricas, el dolor es más intenso localizado en el abdomen alto y se exacerba con los alimentos y disminuye con el ayuno, al contrario de las gastritis.
La licenciada en nutrición también recomendó no auto medicarse si se padecen estos síntomas, debido a que sólo se genera un alivio momentáneo y enmascara la enfermedad que en realidad puede seguir avanzando por años, retrasando un diagnóstico adecuado. Son los adultos de 25 a 44 años de edad son los más propensos a presentar alteraciones digestivas moderadas a severas, por lo que recomienda mantener alimentación saludable y no subestimar los malestares de origen gástrico.

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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