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planta nuclear en Ucrania.

Un equipo de inspectores nucleares internacionales estuvo en Ucrania este martes como parte de un viaje arriesgado para evaluar la seguridad de una planta de energía nuclear que ha sido golpeada repetidamente por proyectiles de artillería, con la esperanza de brindarle al mundo una primera visión imparcial de la amenaza.

La planta de energía nuclear de Zaporizhzhia, que es la primera en la historia de la energía nuclear civil donde los reactores activos han estado en peligro por un conflicto militar, está controlada por tropas rusas, pero operada por ingenieros ucranianos.

Las condiciones en el sitio, que el lunes estaba envuelto en humo por los incendios forestales provocados por los combates cercanos, se han estado desmoronando durante semanas. Una imagen publicada el lunes por una compañía de satélites comerciales mostró agujeros ennegrecidos perforados por la artillería en el techo de un edificio.

Para llegar a la planta, los inspectores deben cruzar una línea de frente en la guerra activa en el sur de Ucrania. Ninguna de las partes ha anunciado un alto el fuego para la visita.

En una indicación de la dificultad de la misión, Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano, tuiteó que las fuerzas rusas estaban “bombardeando deliberadamente” posibles rutas al sitio en un intento de disuadir a la misión de continuar a pesar de la aprobación formal de Rusia.

La planta se encuentra cerca del lugar de las luchas de artillería entre los ejércitos ruso y ucraniano, que se disparan entre sí a través del río Dnipro, la amplia vía fluvial en el centro de Ucrania que marca el frente.

Fuente: el diario

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Restauración de la Virgen Macarena en Sevilla desata polémica por cambios en su imagen

Sevilla — La emblemática Virgen de la Macarena, venerada en la basílica del mismo nombre en Sevilla, generó una fuerte controversia tras una reciente restauración que modificó su apariencia. Conocida por su devoción popular y por ser una figura central en la Semana Santa sevillana, la estatua de madera del siglo XVII fue retirada en junio por los miembros de la Hermandad de la Macarena, responsables de su cuidado desde hace siglos, para recibir algunos retoques.

Lo que debía ser una restauración discreta terminó transformando su rostro. La figura regresó con cambios notables: pestañas más largas, un efecto ahumado en la mirada y alteraciones en la piel y la forma de la nariz. Estas modificaciones provocaron indignación entre los sevillanos, quienes consideran que la Macarena no debía “maquillarse” ni alterar su imagen tradicional.

El descontento se hizo visible en bares de tapas y espacios públicos, donde es común ver pósters de la Virgen y medallas o pulseras con su imagen. La polémica se extendió entre los locales que siguen religiosamente las transmisiones de la procesión de la Macarena previas a la Semana Santa, transmitidas en bucle por televisión.

La restauración buscaba preservar y embellecer la estatua, pero para muchos fieles la intervención rompió con la esencia histórica y espiritual de la Virgen, generando un debate sobre los límites de la conservación artística frente a la tradición religiosa.

Este episodio resalta la profunda conexión cultural y emocional que Sevilla mantiene con la Macarena, recordando que cualquier cambio en la imagen venerada puede provocar reacciones intensas entre quienes la consideran un símbolo inalterable de fe y patrimonio histórico.

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