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México

Ponerle vallas a Palacio, para contener protestas, costó 800 mil pesos

El gobierno federal desembolsó casi 800 mil pesos en la instalación de vallas metálicas para proteger Palacio Nacional de las manifestaciones que realizaron organizaciones feministas el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

A partir de su instalación, el 5 de marzo, dichas vallas confrontaron al presidente Andrés Manuel López Obrador con un grupo de colectivos feministas.

En respuesta a una solicitud de información vía ley de transparencia, la Oficina de la Presidencia de la República detalló que, según sus archivos físicos y electrónicos, se encontró que el costo total por instalar las vallas metálicas de más dos metros, fue de 786 mil 500 pesos.

«Sobre el particular, derivado de una búsqueda exhaustiva, amplia y razonable de la información en los registros, archivos físicos y electrónicos que obran en la Dirección General de Recursos Materiales y Servicios Generales, se informa que el costo de las vallas fue por la cantidad de 786 mil 500 pesos».

Desde políticos de oposición hasta figuras del espectáculo y agrupaciones feministas acusaron insensibilidad del gobierno federal ante los altos índices de violencia contra la mujer así como los feminicidios.

Inmediatamente, cientos de mujeres convirtieron este muro metálico en un memorial para recordar a las víctimas de feminicidio que ha habido en el país, y en ellas, además de poner flores, se plasmaron los nombres de víctimas, como el de Ingrid Escamilla, Brenda Josselín, Wendy Paloma, Claudia Alarcón, entre otras.

Este muro fue defendido por el presidente López Obrador, cuando aseguró que no había sido «por miedo» que se hubiera instalado, sino para evitar confrontaciones y daños a monumentos históricos, pues señaló que había «mucha provocación», al tiempo que manifestó: «Si no se cuida Palacio Nacional, ¿qué imagen se da en el mundo?».

Agencias

México

Ariadna Camacho “La número 1”: Justicia con rostro humano para todo México

En tiempos donde México necesita confianza y esperanza en sus instituciones, platicamos de frente con Ariadna Camacho, quien aspira a convertirse en magistrada del Tribunal de Disciplina Judicial. Una mujer de trabajo, sencilla en el trato, pero firme en su vocación de servicio. Con años de experiencia en el derecho y en organismos nacionales e internacionales, Ariadna no viene a improvisar: viene a servir.

—¿Qué representa para ti buscar ser Magistrada en esta etapa de tu vida profesional?

“Es un sueño que abraza una enorme responsabilidad. Llegar al Tribunal sería la oportunidad de poner todo lo aprendido para lograr una justicia más transparente, más limpia, más cercana a la gente. La rendición de cuentas no debe ser una frase bonita, debe ser una realidad”.

—¿Qué aprendizajes de tu trayectoria te acompañan hoy?

“Me llevo en la maleta la sensibilidad que da el servicio público y la visión internacional de las mejores prácticas. Pero sobre todo, la empatía. Nunca olvidar que detrás de cada trámite, hay una persona que confía en nosotros”.

—¿Cuál consideras el principal reto del Poder Judicial?

“Recuperar la confianza de la gente. Que sepan que aquí sí hay justicia, que no todo está perdido. Para eso, hay que actuar con transparencia, ser claros, ser humanos y trabajar con todo el corazón”.

—¿Cómo acercar más la justicia a la ciudadanía?

“Hay que hablar su idioma, es el de todos, el que tú y yo consumimos diariamente. Simplificar los procesos, ser más accesibles. Hay que escuchar, acompañar, tender la mano, no solo emitir sentencias”.

—La corrupción sigue siendo un cáncer en el sistema. ¿Qué propones para combatirla?

“Cero, cero tolerancia. Blindar el sistema desde adentro, proteger a quien denuncia, y educar nuevas generaciones que entiendan que ser servidor público es un honor, no un beneficio personal”.

—¿Qué buenas prácticas internacionales deberían replicarse en México?

“La justicia restaurativa: que no solo se castigue, sino que se repare el daño. Y abrir de par en par los mecanismos de rendición de cuentas. Más derechos humanos, más transparencia”.

—¿Qué le dirías a los jóvenes que sueñan con integrarse al sistema de justicia?

“Que estudien, que trabajen duro, pero sobre todo, que nunca olviden que la justicia es para las personas. No es para el escritorio, no es para las estadísticas. Es para cambiar vidas”.

—Por último, Ariadna, ¿cuál es tu compromiso?

“Ser una magistrada que honre la confianza de México. Trabajar con integridad, con pasión y siempre con la frente en alto. Mi compromiso es con la justicia y con la gente, siempre con la gente”.

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