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Por cuarentena, ahora la gente compra más artículos de belleza y juegos

El próximo aumento en las compras de los consumidores relacionado con la contingencia que se vive en gran parte del mundo a causa de la pandemia del coronavirus involucrará ahora a los tintes para el cabello y otros productos de belleza, señaló el director ejecutivo de Walmart en Estados Unidos, Doug McMillon.

De acuerdo con el CEO (Chief Executive Officer en inglés) de Walmart, durante una entrevista para el canal Today, de Estados Unidos, la tendencia en las compras de los consumidores es que se centrarán en seguir adelante, luego del reciente aumento en compras de productos como papel higiénico y gel desinfectante para manos.

El ejecutivo explicó que a medida que la cuarentena continúa, las personas comienzan a centrarse más en mantener los estándares de belleza.

La gente está empezando a necesitar un corte de pelo, así que comienzas a ver más ventas de recortadores de barba y colorantes para el cabello y cosas así. Es interesante observar cómo se desarrolla la dinámica”, Doug McMillon.

McMillon también comentó que, a causa de que hay más personas que necesariamente se quedan en casa, éstas comienzan a necesitar otras formas de entretenerse, por lo que también se han incrementado las ventas de juguetes, rompecabezas y juegos de mesa.

Definitivamente se puede ver que a partir de que la gente se ha quedado en casa, su enfoque ha cambiado. Comenzó con comida y consumibles y luego pasó a cosas como rompecabezas y juegos, cosas para entretener a los niños y educar a los niños», explicó McMillon.

Durante dicha entrevista, el ejecutivo de la cadena de autoservicio reconoció que la pandemia había causado ansiedad entre los consumidores, por lo que aprovechó para llamar a la sociedad a no acumular bienes que no necesitaban de inmediato.

Fuente: UnoTV

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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