El reciente juicio a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera no afectó las operaciones del Cártel de Sinaloa que el narco ayudó a fundar y que sigue como uno de los más poderosos del mundo
Su sistema de abastecimiento es eficiente ya que produce o importa directamente la mercancía que envía, sin problemas, a todos sus centros de distribución en México y múltiples países alrededor del mundo.
No tiene cartera vencida pues las cuentas se saldan casi de inmediato. Y cuando la tendencia del mercado empieza a cambiar, la empresa suele innovar para adaptarse a los nuevos escenarios, algunos de sorprendentes.
¿Es una corporación financiera? ¿Una empresa multinacional? No.
Se trata del Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones de narcotráfico más poderosas del mundo, según autoridades de Estados Unidos.
El grupo tiene presencia en al menos 12 de los 32 estados de México, y de acuerdo al gobierno estadounidense se han detectado representantes de la organización en 50 países.
El Cartel de Sinaloa aún tiene la mayor presencia de distribución en Estados Unidos, seguido por el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), de rápido crecimiento, según la Administración de Control de Drogas.
Ambos cárteles son los mayores productores de las drogas que se venden en las calles de Estados Unidos, incluida la heroína y la metanfetamina.
Durante la última década, las incautaciones de drogas en la frontera sur de Estados Unidos se multiplicaron nueve veces en volumen hasta al menos 37 toneladas en 2018.
El cártel -una enorme red de contactos que se nutre de corrupción- controla un engranaje que permite desplazar cocaína colombiana a Camerún o metanfetaminas «cocinadas» en México a Malasia.
Sinaloa controla puertos donde le llegan precursores químicos, laboratorios clandestinos para procesarlos y policías a sueldo que permiten que la droga llegue hasta la frontera y luego sea cruzada a través de túneles, a hombros de migrantes desesperados o en camiones ignorados por las aduanas.
Además hay un ejército de sicarios, extorsionadores, secuestradores, prestanombres que lavan dinero y muchos y serviles contactos políticos. Y no faltan, por supuesto, artistas que ponen la nota musical a este emporio criminal.
En Estados Unidos, el cártel sigue operando a través de un enorme sistema de distribución que garantiza que la droga llegue al traficante local y, de ahí, a la mano del consumidor.
Con Guzmán fuera de juego, la organización criminal continúa desarrollando, por ejemplo, el lucrativo negocio del fentanilo, la droga sintética que puede ser comprada en China por 9,000 dólares el kilo, cortada al 1.0% de pureza, convertida en pastillas y vendida en Estados Unidos a precios que suponen un negocio redondo.
Fuente: Vanguardia