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¿Por qué el alcohol adulterado puede ser mortal?

Durante el segundo trimestre de 2020, en diversos estados de la República se ha registrado más de un centenar de personas muertas a causa del consumo de alcohol adulterado. Pero ¿qué lo hace tan peligroso?

¿Qué hace tan peligroso el consumo del alcohol adulterado?
El doctor Omar F. Carrasco, jefe del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) indica que el alcohol adulterado a diferencia del alcohol apto para consumo humano, se encuentra compuesto principalmente por metanol, el cual es un tipo de alcohol mucho más barato que el etanol, que es el tipo de alcohol utilizado convencionalmente para las bebidas alcohólicas.

El metanol, también conocido como alcohol metílico o alcohol de madera, es una sustancia extremadamente tóxica utilizada para la elaboración de anticongelantes, disolventes, pinturas y barnices.

El etanol por su parte tiene una composición química distinta que hace que el organismo lleve a cabo su metabolismo de un modo menos dañino.

La toxicidad del metanol no está ligada a la sustancia como tal, sino a su metabolismo dentro del organismo, y explica por qué:

Una vez que el metanol entra al organismo, es metabolizado por una enzima llamada alcohol deshidrogenasa que hace que el metanol se convierta en formaldehído, una sustancia química que sí es tóxica. Posteriormente, este formaldehído se vuelve a metabolizar a través de otro sistema enzimático mediado por la aldehído deshidrogenasa en un metabolito que es mucho más tóxico conocido como ácido fórmico que provoca alteraciones en el organismo”.

¿Cuáles son los efectos y consecuencias de consumir alcohol adulterado?
El resultado del metabolismo del alcohol adulterado provoca alteraciones en la respiración celular de la mitocondria, un aumento en la sangre del ácido láctico, así como hipoxia de los tejidos, lo que significa que hay una deficiencia de oxígeno en la sangre, células y tejidos del organismo, dañando de forma grave y a veces irreversible ciertos tejidos.

El sistema nervioso central es el primero y más afectado por el consumo de alcohol adulterado.
Algunas de las consecuencias por intoxicación a causa de metanol producto del consumo de bebidas alcohólicas adulteradas pueden ir desde los efectos comunes de la embriaguez hasta un estado de coma y la muerte.

Los primeros síntomas que se presentan son los gastrointestinales tales como vómito y dolor abdominal, seguidos de alteraciones de la visión y daño neurológico, convulsiones, y finalmente, el estado de coma y la muerte.

Los síntomas pueden aparecer entre una y 72 horas después de la ingesta, estos dependerán del proceso metabólico de cada persona.
Del total de personas intoxicadas a causa del metanol por consumo de bebidas alcohólicas adulteradas, que reciben atención médica oportuna, un 50% de ellas tienen probabilidades de sobrevivir, según el doctor Carrasco.

No obstante, es posible que presenten secuelas permanentes para el resto de su vida como son: ceguera, movimientos involuntarios (parkinsonismo) o neuropatías como hormigueos.

Esto depende de cuánto metanol se utiliza para la bebida y cuánto se ingiera. Otra parte que interviene es qué tan rápido llega al servicio de atención médica y la rapidez con la que se dé el tratamiento adecuado”. Dr. Omar Carrasco, Facultad de Medicina de la UNAM.

Fuente: Uno Tv

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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